El servicio médico de Petróleos Mexicanos (Pemex) continúa deteriorándose de manera alarmante, mientras trabajadores y jubilados señalan que durante los últimos doce años el sindicato no levantó la voz ni hizo valer lo establecido en el Contrato Colectivo de Trabajo, permitiendo que el sistema de salud interno llegara a una crisis que hoy está cobrando vidas. Así lo afirmó Jorge Luis Ríos Robles, líder petrolero, al lamentar que no se actualizaron cláusulas, no se exigieron mejoras y no se defendió el derecho a una atención digna, pese a que el propio contrato enumera obligaciones claras que nunca fueron cumplidas.
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Luego de la manifestación de integrantes de la sección 47 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) en el edificio de la calle 33 y en el Hospital General de Pemex, el entrevistado señaló que quienes en su momento intentaron protestar o evidenciar las carencias fueron intimidados o amenazados tanto por representantes sindicales como por funcionarios, bajo la advertencia de que podrían ser castigados por “romper la disciplina”. Esta situación, señalan, generó un clima de miedo que silenció a cientos de trabajadores y frenó cualquier intento de exigencia formal.
Hace mes y medio concluyó la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo, un proceso que, según denunció, no sirvió para corregir ni impulsar mejoras al servicio médico, pese a que era la oportunidad para modificar cláusulas críticas. La molestia creció luego de que, hace quince días, el ingeniero Ricardo Aldana Prieto prometiera públicamente gestionar una aportación mayor a 200 millones de pesos para “levantar” el sistema médico de Pemex. No obstante, trabajadores aseguran que su declaración fue solo un compromiso verbal sin intención de cumplirse.
Señaló que ahora Aldana y el Comité Ejecutivo Local y Nacional recurren a enviar a jubilados a realizar manifestaciones, debido a que los trabajadores activos —incluido el propio dirigente— tienen temor de ser sancionados por Pemex si encabezan protestas. “Mandan a los jubilados porque ellos ya no pueden recibir castigos. Los activos están paralizados por miedo”, expresaron.
En paralelo, afirmó que el abandono institucional está provocando muertes que pudieron evitarse, pues Pemex prioriza la entrega de equipo, patrullas, ambulancias, vehículos y donaciones a gobiernos estatales, mientras su propia red hospitalaria opera con carencias graves de medicamentos, especialistas y mantenimiento. Aseguran que esta negligencia está afectando directamente a trabajadores activos, transitorios, jubilados y sus familias, quienes enfrentan diagnósticos tardíos, falta de tratamientos y rechazo en hospitales.
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Finalmente, Ríos Robles calificó al sindicato como “opaco y mentiroso”, al considerar que su promesa de aportar recursos no se concretará. Señalan que la dirigencia podría intentar gestionar descuentos a favor del propio sindicato bajo el argumento de “ayudar” al servicio médico, pero sin garantizar que el dinero llegará realmente a la atención de los derechohabientes. Afirman que la crisis actual es resultado claro de la política, la corrupción y la omisión sindical, mientras cientos de familias siguen siendo afectadas por un sistema médico en ruinas.