
Al reconocer que el deterioro de los manglares contribuye a otros impactos ambientales, la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y Energía (Semabicce), Jocelyn Durán Murrieta, reveló que al menos 10 mil hectáreas de manglares y pastizales están afectadas por el uso excesivo de fertilizantes y la salinidad provocada por el ingreso de agua de mar a zonas de agua dulce.
En la restauración de manglares en 2023, el Estado de Campeche ejerció recursos en 400 hectáreas de manglar en Isla Arena y la reforestación de 60 hectáreas en coinversión con el Programa de Pequeñas Donaciones de la ONG Dumar.
Para este año, se proyecta destinar 8.5 millones de pesos del Fondo Petrolero y aportaciones adicionales de la ONG Dumar para intervenir más de 5 mil hectáreas.

Se atenderán las zonas más afectadas, particularmente un polígono de 10 mil hectáreas en la Península de Atasta, donde múltiples factores han generado deterioro, como la infraestructura, el desarrollo de carreteras y condiciones climáticas extremas.
Un estudio de Claudia Agraz, investigadora de Epomex (UAC), detectó que la mortandad en Atasta no fue por plagas, sino por falta de oxígeno a causa de fertilizantes y cambios en los flujos hídricos que elevan la salinidad.
Además, estructuras construidas y las temporadas de sequía también son causas del daño.
El impacto ambiental afecta directamente a áreas pesqueras, pues los manglares son hábitat y criadero de peces comerciales, mariscos y aves, y son clave para el combate al cambio climático al captar carbono, proteger contra huracanes, filtrar agua y sostener el ecoturismo.
El Instituto de Recursos Mundiales en México (WRI) ha invertido 600 mil dólares en siete proyectos de restauración del manglar en comunidades campechanas como Sabancuy, Chakaito, Isla Arena, Isla Aguada y el proyecto de Honey Caab en Calkiní, enfocado en apicultura.
JGH