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América Latina en los Goya 2019

Pedro de la Hoz

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El apartado dedicado a la mejor película iberoamericana del año por los Premios Goya ha sido, desde su institución, un reconocimiento a los valores de la creación fílmica de los países latinoamericanos de parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, que entrega ese galardón justo para estimular la producción nacional más allá de lo que pudiera parecer una secuela, como tantas, del ritual hollywoodense del Oscar.

Desde ahora al 2 de febrero próximo, en que se den a conocer los premios, habrá tiempo y espacio para especular acerca de quién se llevará el Goya 2019 a casa. Entre los mexicanos, y colegas de otros países que han disfrutado la película, Roma, de Alfonso Cuarón, encabeza las cábalas. Es, como se ha visto ya, una obra sólida, madura, al margen de lugares comunes, y sobre todo socialmente intencionada. No obstante, estamos en el deber de ponderar el calibre de las otras tres realizaciones nominadas junto a Roma.

El ángel, del argentino Luis Ortega, ha tenido una buena andadura dentro y fuera de su país, tanto que resultó seleccionada para representar a la nación austral en las opciones a la mejor cinta de habla no inglesa de los venideros Oscar. A los 39 años de edad, surgido en el seno de una familia de famosos (su padre es el polémico cantautor, cineasta y político Palito Ortega), este aún joven realizador ha hecho carrera en la televisión, escribiendo y dirigiendo series, y su primera película, Caja negra, llamó favorablemente la atención.

Ahora se lanza a recrear, desde la ficción, la historia de Carlos Robledo Puch, Carlitos, uun despiadado asesino en serie que conmocionó a la Argentina de los años 70. El y su cómplice cometieron un atraco que finalizó con el asesinato del dueño y el sereno del establecimiento mientras se encontraban dormidos. Este solo fue el primero de una larga oleada de crímenes.

A su paso por las pantallas habaneras este diciembre, el crítico Rolando Pérez Betancourt escribió: “El personaje principal de El ángel es un joven de 20 años, rubio y con cara de niño, a quien le da vida Lorenzo Ferro, capaz de asumir los tintes de complejidad sicológica que el director le atribuye a Carlos Robledo Puch, condenado a cadena perpetua, todavía en prisión y quien, hace un tiempo, declaró que aspiraba a que su vida fuera llevada a las pantallas por Martin Scorsese y con Leonardo DiCaprio interpretándolo a él. Al filme se le ha reprochado que bajo el atendible presupuesto de crear una historia otra, la imaginación haya terminado por encubrir con cierta frivolidad aspectos muy importantes de los hechos –la eterna polémica entre realidad y ficción–, pero lo cierto es que el director pretende mucho más que retratar los sucesos tal cual, y en busca de una recomposición artística entrega un filme de excelente factura y encomiable trabajo interpretativo”.

Uruguay entró en la final de los Goya mediante La noche de 12 años, dirigida por Álvaro Brechner, quien había mostrado antes sus credenciales con los largometrajes Mal día para pescar y Mr. Kaplan. El pasado verano en Venecia su nuevo filme no pasó inadvertido, máxime cuando uno de los protagonistas de la historia real, nada menos que el expresidente y exguerrillero Pepe Mujica, estuvo presente para respaldar tanto la obra de Brechner como la proyección del documental que sobre él rodó el serbio Emir Kusturica.

La noche de 12 años se basa en el libro testimonial Memorias del calabozo, de Mauricio Rosencof y Eleuterio Hernández Huidobro, que narra las vicisitudes de los guerrilleros tupamaros confinados en cárceles del régimen represor que asoló a Uruguay en los años 70. Una noche de otoño, tres prisioneros –Mauricio, Eleuterio y Pepe– son sacados de sus celdas en una operación militar secreta. La orden militar es precisa: “como no podemos matarles, vamos a volverles locos”. Los tres hombres permanecerán en régimen de aislamiento durante doce años.

La película acaba de conquistar en La Habana el premio Glauber Rocha, que otorga la prensa extranjera acreditada al Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Por cierto, en la carrera hacia los Goya, también fue nominado en la categoría de mejor actor secundario Antonio de La Torre por su desempeño como Pepe Mujica.

Nadie ha permanecido indiferente ante la cuarta película de nuestro continente que opta por el Goya: Los perros, de la chilena Marcela Said. El crítico español Alberto Bermejo afirmó que se trataba de “un relato intenso, pausado, que incomoda al remover viejas heridas no desde la crítica, sino desde una perturbadora empatía con lo monstruoso que sintoniza con lo mejor del cine chileno de los últimos tiempos”.

El hilo conductor se desarrolla cuando una mujer de la burguesía, que recibe clases de equitación en un club exclusivo de Santiago, asiste al requerimiento de su profesor, un excoronel del ejército, encantador por sus buenas maneras, quien cometió graves crímenes durante la dictadura pinochetista.

Al explicar las claves de su obra, la Said declaró: “No me interesan necesariamente los torturadores de la dictadura, se trata del mal ordinario. El torturador, finalmente, puedo ser yo, tú, tus seres queridos… un día bajo coacción puede obligarnos a lo peor. Es preciso tener conciencia de que un monstruo habita en cada uno de nosotros. Mientras no lo hayamos comprendido, estaremos en peligro. De esta forma nace el fascismo”.

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