Por Pedro de la Hoz
Fue uno de esos ángeles de la providencia, el buen Anxo Mariz, otrora moderador del foro de internautas Jazz al Sur, quien no solo me puso sobre la pista del cofre Chano Pozo, El tambor de Cuba, colección de tres discos compactos lanzados al mercado hace unos años por Tumbao Records, sino advirtió un peligro que no siempre habíamos pensado: la mitificación y la reducción de un músico verdaderamente excepcional.
Se podrá estar o no de acuerdo con las preferencias de mi corresponsal español en cuanto a destacar más la zona folclórica de Chano que la del hombre que dejó su nombre inscrito en la historia del jazz, pero lo que sí no puede echarse a un lado es el llamado de alerta acerca de concentrar en el músico cubano la responsabilidad del encuentro de la Isla con el jazz y juzgar su talento únicamente por ese hecho.
Si de algo sirve la colección El tambor de Cuba es para darnos cuenta del crecimiento cualitativo de Chano, su múltiple y a la vez única identidad, y su dimensión auténtica.
Cuando se escuchan los diversos ejercicios de Chano en la composición, el liderazgo musical y la ejecución percusiva, apreciamos que fue ante todo un producto de su tiempo, y que lo será de estos nuevos tiempos en la medida de haber sido fiel a las coordenadas histórico-musicales que le tocó vivir.
Dicho sea esto sobre la base de cuatro elementos. Subrayemos primero su agudeza intuitiva para reflejar y, paralelamente, sintetizar las formas del complejo de la rumba que en el segundo cuarto del siglo XX ganarían credenciales en el imaginario musical de los barrios populares habaneros, síntesis y reflejo a su vez de los cambios sociodemográficos urbanos que caracterizaron la estructura social de una república dependiente y subdesarrollada. En aquellas condiciones, las expresiones espirituales de los conglomerados humanos condenados a las márgenes de la sociedad se revelaron como núcleos de creatividad, resistencia y afirmación, nociones perceptibles a escala individual desde el punto de partida hasta la madurez del talento de Chano Pozo.
Veamos luego su manera realmente brillante de encarnar los tránsitos y préstamos de la música ritual a la profana, en una época en que comenzaron a hacerse visibles en el ámbito público las huellas de la riqueza musical atesorada por las comunidades religiosas de origen africano en la Isla. El salto del barracón al cabildo, del cabildo a la vecindad y de la vecindad al dominio público, y como parte de este, a la naciente esfera de la industria cultural, tuvo en Chano a uno de sus más conspicuos representantes entre las décadas de los 30 y los 40 de la pasada centuria.
Hablemos entonces también de su capacidad para entregarse de sí hacia los demás, sin concesiones. Si desde mucho antes de irrumpir en el ámbito jazzístico era una figura respetada y de determinado peso en la vida musical y espectacular cubana, lo fue por su verticalidad artística.
Detengámonos, por último, en su sentido de la libertad musical, expresado en una coherente y continua transgresión del canon heredado. No se trata solo de visualizar la exteriorización de esa actitud artística –el despliegue de cinco tumbadoras, la conjunción de baile, canto y percusión, su vocación de showman– sino de la perceptible inspiración renovadora que imprimió en cada una de sus ejecuciones registradas.
Esa novedad fue advertida tempranamente por Mario Bauzá, cuando decidió incorporar al repertorio de Machito y su banda afrocubana en 1942 Nagüe. Bauzá sabía lo que Chano intuía: la música cubana, en su desarrollo, iba de cabeza a confluir con la revolución jazzística de la época.
Y ello también fue racionalizado por Dizzy Gillespie. Lo que más le llamó la atención de Chano fue la cantidad de música que podía aportarle a lo que se venía gestando.
Luciano Pozo (Chano) necesitaba a gritos una memoria que lo situara en estos planos dialécticos que hemos esbozados. Así se nos debía presentar mucho más real y cercano, y menos idolatrado y pétreo.
Con Chano Pozo. La vida (1915-1948), publicado en Santiago de Cuba por la editorial Oriente, la musicógrafa Rosa Marquetti Torres logra fijar esa imagen. Al reseñar el libro, el colega Félix Bolaños subraya cómo en sus páginas la autora “camina tras la leyenda, intentando encontrar asideros reales que la reafirmen; y visibiliza, más allá de la anécdota, la espontánea genialidad de un hombre controversial donde los haya”.
Marquetti va de los primeros años (1915-1946) a la cima de la carrera del compositor y tamborero en Nueva York. Capítulo esencial deviene el titulado “Nuebayol-Labana-Nuebayol (1946-1947)” en tanto permite calibrar lo que traía Chano consigo y su inserción en la oleada cubana que ya marcaba ciertos rumbos en el toque latino de los Estados Unidos.
El venerable Cristóbal Díaz Ayala, quizás el más acucioso especialista en el mundo de la discografía cubana, avaló la entrega de Marquetti con estas palabras: “Lo primero que debe tener una buena biografía, es estar respaldada por una tarea investigativa seria, profunda. Al final, en sus fuentes, la autora enumera 117 libros, y a lo largo de la lectura de Chano Pozo van siendo citados esos libros, a veces en más de una ocasión, o sea, es una bibliografía realmente consultada, no simplemente citada. Le siguen ocho menciones de audiovisuales, 11 de documentos oficiales, también prolijamente usados, como son los registros de pasajeros con entrada y salida de Estados Unidos, trabajo muy tedioso, pero que le permite a la autora fijar con autoridad, los viajes de Chano, tanto en América como en Europa. Hay nueve entrevistas inéditas, publicaciones periódicas, 11 de Cuba, 13 de Estados Unidos, y otras de Europa, y 13 sitios web. Esta proeza investigativa le procuró las armas para escribir lo que es el más completo trabajo publicado sobre Chano Pozo hasta la fecha”.
Más allá de estas estadísticas, lo que Marquetti prueba es que Chano no es una leyenda del pasado, sino una semilla de lo que nos puede seguir aconteciendo en tiempos de muchos más sólidos y complejos mestizajes culturales, esos que sobrepasan, sin duda, los moldes de la globalización de la estulticia musical.