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Cultura

Manual al Poch Fifí para ser Burgués

Conrado Roche Reyes

Suspirante por pertenecer a la alta burguesía, el poch o la poch fifí, normalmente una persona de la clase media baja, quisiera ser parte de la alta burguesía, clase social media, que se encuentra entre la baja y la alta. El término con frecuencia se utiliza de manera insultante, mucha gente considera ala burguesía como una clase pretenciosa. La palabra yuppie podría ser un sinónimo más contemporáneo de la burguesía. En los escritos comunistas, la burguesía es la clase capitalista, a diferencia del proletariado (los trabajadores). La mayoría de los burgueses probablemente niegan serlo, al igual que muchas personas ricas prefieren decir que son de clase media.

Cuando las clases oprimidas elaboran sus propias manifestaciones culturales, éstas son descartadas por los sectores dominantes de la burguesía. Es decir que no se les reconoce el estatus de intelectuales, artistas, cultos, etc.

La cultura no es solamente para la burguesía, la clase obrera tiene derecho a producir su cultura, su historia y su lucha de clase materializada en sus diversos modos de expresión cultural. “¡Desear¡” es cosa del pequeño burgués idealista. Hacer con orden y sin miedo. La burguesía no sólo forja las armas que han de darle muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios.

El burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que a nadie participa, en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero y al peón. A los ojos de los marxistas, Freud, Bergson y Einstein se equivocan porque son burgueses; a los ojos de los nazis se equivocan porque son judíos.

La posición del banquero, el gran empresario o industrial respecto de los asalariados, es enteramente igual a la que guardaban el señor feudal, el barón, o el conde de la Edad Media, respecto a sus siervos y vasallos.

El campesino y el artesano son pequeños productores, en el sentido categórico de la palabra, es decir, pequeños burgueses. La revolución socialista encontraría su más encarnizado y peligroso enemigo, peligrosos por su confusionismo, por la demagogia, en la pequeña burguesía afirmada en el poder, ganado mediante sus voces de orden. Pertenecían a estos seres a esa clase bastarda, compuesta de personas incultas que han llegado a elevarse y de personas inteligentes que han decaído, que está entre la clase media y la llamada baja, y que combina algunos de los defectos de la segunda con casi todos los vicios de la primera.

El clasismo de la castidad femenina está, en la moral burguesa, muy a la vista. Lo que importa es la defensa social de nuestras mujeres y nuestras hijas…al precio de la organización de la prostitución de las otras.

A eso aspiran los wanabes, los poch fifis, los poch burgueses. El mejor ejemplo de estos ejemplares deleznables son la señora Miranda de Wallace y Nelson Vargas, que se autoproclaman voceros de desaparecidos y secuestrados, con apoyo de la gente que ellos saben mandó o al menos protegió a quien secuestró y asesinó a sus hijos. Ella, con sus vestidos de marca y peinados y accesorios carísimos, y él, con sacos de importación, siempre al lado de los Calderón o Peña Nieto, vendiendo caro su dolor. Sólo hay que compararles con las madres y abuelas de la Plaza de Mayo en Buenos Aires; una de ellas, quien después de pasar 18 años bajo lluvia, frío o calor, recuperó el cadáver de su hija y a su nieto vivo. Esta heroica señora, con el pelo revuelto, es la antitesis de aquéllos, ¿Verdad, señora Miranda de Wallace?

Hoy día, el referente de un poch fifí consiste en un odio incomprensible e irracional sin ningún conocimiento de causa hacia Andrés Manuel López Obrador y…en Mérida, saber los nombres de los restaurantes que tienen el mejor “concepto” y a los que acuden ricos de verdad, y muchos/as poch burgueses.

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