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Cultura

Ecos de mi tierra

Sofía Estévez

Poetisa. Nació en Camagüey en el año 1848.

Muy joven aún se dedicó al cultivo de las letras. Al estallar la guerra de 1868 no pudo producir más versos, oprimida por la tiranía imperante en su patria amada.

Conspiró activamente en todos los Clubs Revolucionarios de la guerra de 1868, trabajó sin desmayo aún al conocer la muerte de su esposo, oficial mambí, en los ardientes campos de batalla. Regresó a Camagüey y ocupó en la manigua el puesto que la muerte del Capitán Rodríguez dejara vacante.

Falleció el 5 de marzo de 1901.

605A CubaI ¡Cuba, Cuba, a quien adoro,

por quien de amor late el pecho,

Cuba, que tienes por techo

cielo azul y rayos de oro ...!

si tú admitieras mi lloro,

si mis penas comprendieras,

si mis tormentos supieras

al pensar triste y sombría

que no eres ya, Cuba mía,

ni sombra de lo que eras…

II

Espesas y blancas brumas

a otro mundo te ocultaban:

cariñosas te arrullaban

del mar las níveas espumas,

al ver que brillantes plumas

alegraban tus riberas,

y a tus fértiles praderas

les servían de guirnaldas

los penachos de esmeraldas

de tus esbeltas palmeras.

III

Gobierno cruel y tirano

jamás se pudo en ti alzar,

que intentase levantar

sobre nosotros su mano:

jamás sangre de africano

manchó de tu honor el velo;

ni fue testigo tu suelo

del llanto amargo, infelice,

con que el esclavo maldice

la vida, el mundo y el cielo.

IV

Fue Colón quien en tu orilla

plantara alegre y triunfante

esa bandera infamante:

la bandera de Castilla.

El, del mundo maravilla,

te concibió en sus antojos;

él, quien con ávidos ojos

buscó en el cielo tus huellas,

y por aureola de estrellas

te dio corona de abrojos.

V

El a las plantas de España

la puso cual un tesoro,

y ella en vez de lauro de oro

grillos le dio por su hazaña:

aunque ingratitud tamaña

en la historia no se escribe,

fácilmente se concibe

que de España es propiedad

pagar con dolo y maldad

los favores que recibe.

VI

Sobre Cuba los iberos

vinieron llenos de enojos,

trocando en negros despojos

sus encantos hechiceraos.

¡Pérfidos y traicioneros

sus encantos le robaron ...

y a sus hijos inmolaron

sin pensar, necios, que un día,

venganza a Dios clamaría

la sangre que derramaron…!

VII

La sangre, sí, que a torrentes

corrió por el indio suelo...

sangre que aún le pide al cielo

justicia para esas gentes:

cuando exhalaron dolientes,

ya perdida la esperanza,

ayes que allá en lontananza

desgarradores se oían...

¡parece, oh Dios, que decían

¡venganza, Cuba, venganza!

VIII ¡Venganza! repitió el río

en su curso gemebundo;

venganza, el mar iracundo

clamó furioso y sombrío;

¡venganza del bosque umbrío

dicen los cedros crujiendo;

¡venganza! fue repitiendo

el eco por la montaña;

y ¡maldición sobre España!

dijo la tierra gimiendo...!

IX ¡Tres siglos son ya pasados,

y tres siglos de tormentos,

de agudos padecimientos

y sucesos desdichados...!

¡Tres siglos, sí, que humillados

nos vemos por la impiedad

de esa inaudita crueldad

del más fiero despotismo

que en un insondable abismo

hundió nuestra libertad!

X

Mas, ya es tiempo que el cubano

se alce contra su verdugo,

y arroje intrépido el yugo

que les impuso su mano:

¡Abajo! ¡Abajo el tirano...!

¡Maldición a su inclemencia!

Queremos nueva existencia...

a Dios nuestro ruego suba:

¡Ya vuelve a ser libre Cuba,

y viva su independencia!

Sofía Estévez

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