Víctor Salas
La ceguera cultural hoy
es altísimo honor.
Manuel Tejada
Hoy, jueves 22 de agosto de 2019, se cumplen veinte años de la muerte de quien fuera Primera Bailarina de la Compañía Provincial de Ballet, Cynthia Ricalde.
Cada cinco años le hice una celebración. En su aniversario número quince le patrociné el documental biográfico “Por la Señal de la Danza”. Para este 2019 había platicado con algunas maestras que la estimaron mucho para reponer la obra que más le gustaba: Giselle. Previo a la función se le iba a hacer una misa solemne en la iglesia de Santiago, el lugar donde siempre vivió. Los planes fueron desechados por la realidad cultural que vivimos este año: 1) no tener recursos económicos por mi condición de ultrajado laboral, y 2) por la triste vida cultural que se desarrolla actualmente basada en la diversión como espectáculo.
Sirvan, pues, estas letras, para mantener viva su imagen y trayectoria artística que fue fecunda y de mucha hondura. Con seguridad, en su XXV aniversario, con condiciones culturales distintas, le rendiremos el homenaje que hoy no fue posible.
Debido a la situación actual, se niega a las actuales generaciones de bailarinas saber quién fue e hizo esta artista muy bien valorada por poetas, cronistas, periodistas, músicos, pintores y realizadores cinematográficos. Muchas jóvenes estudiantes de ballet me preguntan, cómo le hacen para saber quién era Cynthia Ricalde, o dónde puedo encontrar información acerca de ella. Parte del plan de este año era publicar su biografía para que ya hubiera una fuente respecto a su vida profesional. No quisiera repetir el tema, pero mi situación económica impidió meter a la imprenta esa obra.
Roger Cicero, Jorge Alvarez Rendón, Adrián Vilchis, Torre Gamboa, Luis Caballero, Víctor Cervantes y Hansell Nadchar, fueron algunos de los artistas que le dedicaron algo, en sus respectivos haceres artísticos.
Con su muerte quedó truncado el plan que teníamos de dar a conocer a Yucatán treinta obras clásicas de ballet. Ella tenía la materia espiritual y gestual para reencarnar igual cantidad de personajes. De haberlo conseguido, hubiera pisado la historia universal.
Me han preguntado también si hay alguna bailarina actual que pudiera ocupar su lugar. Puedo asegurar que en los próximos cincuenta años no la habrá. Cynthia dio entrega de tiempo, actitud favorable para el ballet, coadyuvó con algún recurso económico para la tarea que habíamos emprendido, nunca le molestó trabajar en domingos o días festivos y bailar en todo tipo de lugar ante el público más diverso. Era incansable. Preocupada de hacer el mejor papel enfrente de los espectadores. Las posibles bailarinas de ayer hoy son señoras casadas y con su academia particular. Las que vienen no tienen forma de adquirir la ideología indispensable para una artista del ballet. De ahí, que pueda asegurar, que no habrá otra Cynthia, en los años predichos.