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La espiritualidad prohibida / De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo

Félix Sautié Mederos

CDLXXIX

En los momentos en que me dispongo a escribir el presente capítulo han aparecido algunos acontecimientos inesperados que me obligan a tomarlos muy en cuenta en La Espiritualidad Prohibida y priorizar mis comentarios junto con mis testimonios al respecto, porque, por su carácter específico, constituyen hechos verdaderamente extraordinarios que no puedo pasar por alto. Incluso, debo añadir que también los tomo muy en consideración por motivo de lo que ha significado el peligro vivido que en sus esencias comportan. Me refiero al tornado que arrasó cuatro barrios muy poblados de La Habana hace algunos días y a las amenazas coincidentes en el tiempo expresadas por Mr. Trump de intervención militar en Venezuela, acompañadas del golpe de Estado en proceso que están perpetrando contra la Revolución Bolivariana, con la autoproclamación de un presidente encargado del Gobierno de la República, todo lo cual crearía una gran desestabilización en nuestra zona geográfica con efectos muy directos y dañinos, incluyendo a Cuba también en primera instancia.

Nunca en los años que he vivido se me ocurrió pensar que por La Habana iba a presentarse un tornado de grandes proporciones, con vientos hasta de 300 km por hora, como el que arrasó varios barrios habaneros el domingo 27 de enero del presente año 2019. Al respecto de la existencia de los tornados, siempre la información y las referencias que he tenido corresponden a otros países, específicamente a Estados Unidos, en documentales y películas, así como a las anécdotas casi mitológicas de los campesinos cubanos al respecto de los fenómenos que ellos denominan “rabo de nubes”, que según los conceptos científicos de la meteorología no son otra cosa que tornados desarrollados en la atmósfera que no tocan tierra. Pero este siniestro al que me refiero ha sido un tornado real que tocó tierra en un punto específico de La Habana, ubicado en el municipio de El Cerro, en su reparto Casino Deportivo, junto a una fábrica muy conocida –Cubana de Acero–, que perdió todas las tejas de su techo, así como que sus equipos, producciones y materias primas quedaron al descubierto, a la intemperie.

En esta ocasión del domingo 27 de enero 2019, por los anuncios meteorológicos, los habaneros esperábamos el paso de un intenso frente frío que podría traer tormentas con descargas eléctricas, mucha lluvia, vientos fuertes, grandes olas y marejadas con probabilidad de crear inundaciones costeras en el Malecón habanero, pero nunca se nos ocurrió esperar un tornado; en 500 años no hay reportes de que alguno haya pasado por La Habana. Únicamente se conoce de uno que atravesó el 26 de diciembre de 1940 por el pueblo de Bejucal, cercano a La Habana, pero nunca se han reportado tornados que pasaran sobre la ciudad y, en consecuencia, en esta ocasión, no había antecedentes para pensar en un tornado azotando a La Habana, al menos por mi parte.

En definitiva, el desastre nos sorprendió a todos y cruelmente sucedió, dejando una senda de dolor y destrucción al atravesar por los barrios habaneros de El Cerro, 10 de Octubre, Regla y Guanabacoa, precisamente en el año en que La Habana maravilla, capital de todos los cubanos, se está preparando para celebrar sus 500 años de haber sido fundada. El tornado en cuestión fue un EF-4, según escala de clasificación al uso, que llega hasta el EF-5.

En entrevista publicada por el periódico Juventud Rebelde, de la autoría del experimentado periodista Luis Hernández Serrano al destacado meteorólogo cubano Dr. José M. Rubiera Torres, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, expresó textualmente que “El recorrido del tornado comprendió 11,5 kilómetros. Empezó a las 8:26 p.m. y terminó de a las 8:42 p.m. Un total de 16 minutos. Fue muy rápido: a 42 kilómetros por hora de velocidad promedio…”. Comenta también el periodista entrevistador que Rubiera le dio nombre al siniestro del domingo 27 de enero 2019 y lo denominó “El Tornado de La Habana”, porque nunca antes ha cruzado por la capital uno de ellos. “¡En cinco siglos es el primero! Su debut y despedida resultó dura, dolorosa, triste para toda Cuba…”.

En mi opinión, una de las mejores descripciones del drama humano vivido durante el paso del tornado en cuestión la ha expresado el muy destacado psicólogo cubano Dr. Manuel Calviño, quien plantea en una carta pública suya dirigida a sus colegas sus emociones, testimonios y consideraciones como resultado de un recorrido suyo por las zonas afectadas. De este hermoso y aleccionador documentos del doctor Calviño, cito algunos párrafos esenciales que describen las narraciones sobre la tragedia vivida expresadas por las personas que entrevistó, que fueron víctimas del siniestro en cuestión. Escribió el popular psicólogo que:

[…] Las personas aún en shock, sufriendo, nos narraban que la muerte los pasó a buscar, que las familias se abrazaban “para irnos juntos”, que los niños lloraban y gritaban desconsolados y los adultos no podían hacer nada, no sabían qué hacer.

Las narraciones nos dolieron, nos atemorizaron. Las imágenes asociadas a lo vivido por esas personas van cargadas de emociones fuertes […].

[…] cuando estábamos allí, lo que nos pedían sobre todo era afecto, nos pedían un abrazo, nos daban las gracias por el mero hecho de estar allí, junto a ellos, escuchándolos, compartiendo.

La gente sobre todo pedía afecto humano, solidaridad humana, cercanía humana.

Por otra parte, y por aquello que expresa el refrán de piensa mal y acertarás, quiero expresar un criterio muy personal, algo que hube de escribir en una crónica mía sobre el evento a que me estoy refiriendo, porque confieso que desde el primer momento entré en dudas al respeto del origen de ese siniestro meteorológico, que bien podría haber sido inducido como parte de las guerras de nuevo tipo de cuarta y quinta generación que ensayan y perpetran los Estados Unidos en el mundo de hoy. En todo el tiempo transcurrido, puedo decir que esta idea se hizo presa de mis pensamientos más profundos sin abandonarme, porque en el movimiento de la vida a veces se producen las casualidades, pero en la política no existen.

Más aún si se tiene en cuenta el otro acontecimiento que también estamos viviendo y que se junta con el tornado de marras, que son las amenazas de guerra y el golpe de Estado en desarrollo en Venezuela que el presidente Donald Trump está liderando con el propósito de destruir la Revolución Bolivariana y arremeter contra Cuba también. Amenazando, además, a nuestro país e, incluso, por su parte de poner en vigencia el título III de la Ley Helms-Burton, que hasta el presente los presidentes norteamericanos han suspendido, por el caos de reclamaciones que puede crear en los tribunales norteamericanos, que podrían colapsar, además de lo infundado y poco serio que puede ser todo ese proceso.

Esta preocupación mía se fundamenta en la falta de escrúpulos de toda índole de la Administración Trump, muy especialmente en lo referido a la conservación del medio ambiente y a los propósitos del Ejército norteamericano de usar sus investigaciones al respecto como armas especiales en las guerras de cuarta y quinta generación que están promoviendo en el mundo. El posible escenario que me planteo al respecto se fundamenta en propinarle a Cuba un golpe fuerte con un siniestro creado por medio de estos proyectos dirigidos a alterar el clima, a manera de debilitar sensiblemente su economía y obligar a que el Gobierno cubano se concentre en la recuperación de los grandes daños perpetrados desde los puntos de vistas humano y material, mientras que ellos desarrollan el golpe de Estado a Venezuela. Lo que expreso no es simplemente una idea salida de mi imaginación, porque ya en el 2011, cuando se produjo la tragedia del terremoto y tsunami en Fukushima, en Japón, hubo especialistas que plantearon como un posible origen a los experimentos HAARP de manipulación del clima realizados por el Ejército de los Estados Unidos. Al respecto de estos experimentos HAARP, en Alaska se han publicado trabajos muy serios, algunos de los cuales he podido conocer desde hace algún tiempo.

Otro testimonio muy sentido al respecto de este desastre que quiero exponer es en lo referido al enfrentamiento que estoy percibiendo intensamente en mi Habana maravilla desde mi rincón de Centro Habana, en donde me encuentro prácticamente recluido por mis imposibilidades de caminar que me crea la polineuropatía diabética galopante que sufro en mis 80 años de vida. Mi rincón de Centro Habana, hasta donde los ecos y el ambiente de lucha de los habaneros se refleja día a día con gran intensidad y transparencias en los telediarios que están dedicando buena parte de sus continuas transmisiones sobre los desastres ocasionados, en las que las víctimas abiertamente hablan y es posible ver la reacciones del pueblo y de los organismos y empresas del Estado, todos a una, en un verdadero terremoto humano de recuperación. No puedo calificar de otra manera a lo que ha embargado a la sociedad habanera contemporánea con el Gobierno Revolucionario y su presidente Miguel Díaz-Canel a la cabeza, quien está realizando constantes recorridos, casi diarios, por todos los lugares afectados; dirigiendo personalmente las acciones de recuperación en las que están participando trabajadores y especialistas de todas las provincias del país y muy especialmente hablando en vivo y en directo con los afectados para elevar sus ánimos y explicarles en detalles y con gran paciencia los procesos que se están desarrollando con el criterio expresado de que ninguno se quedará desamparado.

La limpieza de los escombros, la recuperación de las redes eléctricas, de aguas potables y de aguas residuales colapsadas se están realizando con gran intensidad y en tiempo récord. Incluso, ya se han comenzado a reparar las viviendas, los materiales de construcción necesarios han sido rebajados en sus precios al 50 % y los tanques de agua, que han sido las de las mayores afectaciones, junto con las cubiertas, en un 70 %. Además, el Gobierno está subvencionando totalmente a quienes no tienen posibilidades de comprar los materiales de construcción que les son necesarios. Los afectados se han concentrado en albergues y en casas de familiares, la población en general ha reaccionado. El Consejo de Ministros se reúne casi a diario en las noches para chequear directamente todas las acciones y plantear todas las medidas que se consideren necesarias. El presidente Díaz-Canel no se cansa de repetir la importancia que tiene comprender las sensibilidades y sentimientos que expresan todos los que han sido afectados para tomarlos muy en consideración y ayudarlos a salir del estado choqueado en que se encuentran, comprendiendo sus reacciones primarias, por agrias que puedan ser.

Con el lema de Fuerza Habana se está desarrollando un movimiento de muy grandes y extensas proporciones –en mi criterio muy personal, como nunca antes–, en el que participan activamente y con gran decisión todos los sectores de la población cubana contemporánea, lo que dice mucho del sentido de solidaridad fraternal y de humanismo del pueblo cubano, en una unidad de pueblo y Gobierno que se sobrepone a todas las adversidades. El internacionalmente conocido artista cubano Decemer Bueno, quien ha participado activamente en las tareas de recuperación en los barrios afectados, como los muchos artistas e intelectuales cubanos que se han unido decisivamente a estas tareas de recuperación, expresó en declaraciones a la prensa nacional que veía un “Espíritu de todo el mundo ayudando”.

En resumen, quiero expresar que estamos viviendo una epopeya que, en mi opinión, será recordada en mucho tiempo en Cuba y que me siento profundamente agradecido a la vida por haber podido apreciarla y compartirla.

Considero que se está manifestando un diáfano ejemplo de lo que el pueblo cubano es capaz de hacer en momentos como este, y pienso que los que están preparando, promoviendo y perpetrando agresiones contra Cuba deberían informarse bien de lo que les espera en caso de realizarlas. Los cubanos somos amantes de la paz y tenemos un alto sentido de la importancia de la solidaridad, pero no se puede estar buscándonos, como se diría en una forma de expresión muy popular, porque de todas formas nos van a encontrar y de malas maneras.

Muy especialmente deberían agudizar sus oídos para oír y sus ojos para ver aquellos que se encargan día a día de insultarnos y de crear fake news con el objetivo de desprestigiarnos y promover las agresiones con que el imperialismo nos está amenazando y realizando. También algunos deberían recordar aquello que expresa que Roma paga a los traidores, pero los desprecia.

Finalmente, en el orden cronológico de las crónicas publicadas en el 2017 que estoy recordando y comentando en cada capítulo que escribo de La Espiritualidad Prohibida, encontré que con fecha sábado 26 de agosto del 2017 publiqué una crónica titulada “El diálogo siempre es importante para la Paz y la convivencia”, que viene muy al caso para la situación que estamos viviendo en Nuestra América hoy y muy especialmente en la Venezuela Bolivariana agredida por el imperialismo internacional, conjuntamente con sus lacayos de la derecha venezolana y de algunos países del mundo. Cito textual:

Queridos lectores de Crónicas Cubanas, si concordamos que el diálogo es intrínsecamente importante para la paz y la convivencia en el mundo exterior de nuestras fronteras, tal y como se reitera a diario en los medios informativos locales y progresistas en general, y si también lo podemos apreciar en las informaciones y noticias que nos llegan sobre los más importantes focos de guerra y confrontación cruenta como son en la actualidad, por tan solo mencionar los más complicados al respecto, el Medio Oriente y Venezuela, sin dejar atrás al México hermano entrañable tan querido que se desangra en el crimen y el desparpajo del gobierno de Peña Nieto, entonces pienso que tampoco se debería considerar que el diálogo sea lo innecesario e improcedente que habría que desechar en otras circunstancias como las que vivimos en Cuba. En ese sentido, considero que el Medio Oriente, Venezuela y también México (recordar que lo publiqué en 2017 cuando todavía AMLO no había llegado a la Presidencia) constituyen ejemplos flagrantes de la urgencia y la necesidad de promover un diálogo entre las personas cuando la situación ha llegado al punto crítico de no retorno que impide alcanzar la coexistencia pacífica en medio de la diversidad que les es inherente a la condición humana, así como para enfrentar los conflictos que se generan por los que se plantean dominar al mundo, y lograr concertaciones de buena voluntad que permitan salir del atolladero cruento en que se encuentra el punto crítico de no retorno de que se trate.

En consecuencia, en mi opinión el diálogo nunca debería considerarse como algo innecesario, porque no se esté en un punto de no retorno, ni mucho menos perjudicial que debería ser declarado anatema y explosionado desde afuera, porque como conjunto humano que somos no nos diferenciamos en nuestra condición humana de los otros. Luego, los unos y los otros podemos perfectamente dialogar en paz y civilizadamente (Maduro, por ejemplo, así lo reitera constantemente), aunque tengamos discrepancias irreconciliables que con el diálogo en realidad podríamos debatirlas y buscar elementos de convivencia pacífica que impidan los encontronazos cruentos que, por lo general, sufren los más débiles de la sociedad en cuestión; aunque, incluso, estén implicados o no en los conceptos a debatir tal y como podemos apreciar lo que sucede en Siria, por solo mencionar una de las guerras más crueles de la actualidad. Por otra parte, es imprescindible tener muy en cuenta que la diversidad constituye una característica esencial de la naturaleza que no es posible anularla porque existe per se.

Tratar de anularla sería tanto como buscar el poder para anular las esencias de una parte existencial de la naturaleza dentro de la cual estamos insertados. Naturaleza y humanidad son dos factores unívocos que no pueden separarse y que comparten una manifestación de diversidad constitutiva como una de sus características esenciales compartidas que las definen como tales. En consecuencia, es imprescindible reconocer a la diversidad cuando de naturaleza humana se trata, más aún en la sociedad que deviene una de las más altas manifestaciones humanas surgidas desde las cavernas a la fecha como parte del desarrollo de la vida sobre nuestro planeta, alcanzado a partir del ejercicio de dones esenciales de lo humano, como son el libre albedrío y la capacidad para crear. En este orden de cosas, entonces, deberíamos aceptar que la creatividad, en su diversidad, constituye también característica esencial de lo humano que debería reconocerse por todos y respetarse como tal en vez de tratar de anularla, con independencia del tipo de mundo por el cual se lucha. Mundo que debe ser ganado en el corazón y en la conciencia de los pueblos, nunca por medio de la imposición autoritaria que niega las esencias básicas de la condición humana: el libre albedrío, la libertad de conciencia y de pensamiento, así como el don de la creatividad. Las amenazas de guerra proferidas por Trump contra Venezuela desprecian todas estas consideraciones humanas que plantean la necesidad y conveniencia del diálogo como factor esencial de paz.

Actuar en contra y/o desentenderse de estas esencias básicas es tanto como crear una entropía generadora de importantes encadenamientos de consecuencias adversas de las más diversas índoles. Por tanto, no es comprensible que personas muy instruidas y cultas, que además se manifiestan como progresistas, delimiten la importancia y necesidad del diálogo solo a la aceptación de lo que ellos piensan como verdades inobjetables y/o no reconozcan la diversidad ni respeten el pensamiento diferente.

Entonces, eso nunca podría ser un diálogo y se convertiría en un monólogo.

En mi criterio muy personal, es necesario, especialmente en estos muy complicados momentos, reconsiderar y revalorar la importancia que tiene el ejercicio de un diálogo abierto e inclusivo, que se desenvuelva fraternalmente con respeto mutuo para con el pensamiento diferente y que permita el debate civilizado y consecuente por las partes integrantes, en busca de los consensos que son imprescindibles para alcanzar un equilibrio social básico que garantice paz, democracia desarrollo, justicia social y equidad distributiva que tanto se necesitan en el mundo de hoy. En este orden de pensamiento, quiero expresar mi criterio de que tan retrógrado es dejar a un lado la teoría que siempre es necesaria como condenar explícita o sutilmente al diálogo tratando a sus participantes que no coincidan con lo que pensamos como enemigos que deben ser abatidos.

Yo siempre he estado a favor del diálogo, y ahora después de viejo no voy a dejar de pensar de esta forma porque algunos arremetan contra esta alternativa y anatemicen a sus participantes. En definitiva, como revolucionario que soy, pienso todo lo contrario, y considero que dialogar entre todos sin exclusiones onerosas y señalar los errores y defectos en sus causas y consecuencias es lo más progresista y revolucionario que se puede manifestar y hacer en el momento en que estamos viviendo para el perfeccionamiento de nuestra Revolución y nuestro socialismo. Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=584296

Continuará.

Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme dudas, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com

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