Por Antropólogo Jorge Franco Cáceres
Introducción
En la vida diaria del centro de Quintana Roo, puede constatarse cómo se realiza el manejo político y religioso de la cultura maya macehual desde los espacios comunitarios.
Muy aleccionador al respecto son las acciones de los agentes del oficialismo partidista y también del protagonismo eclesiástico, ambos despectivos de todo lo concerniente a las creencias macehuales en la Iglesia maya de la Santísima Cruz.
Captura, además, la atención la complicidad con que proceden las universidades públicas y los medios de comunicación, que hacen eco superficial de una situación creada que es apabullante de la cultura y la identidad mayas originarias.
Frente al número de creyentes que se alejan de la tradición de la Santísima Cruz, sea porque esta iglesia no condena los respaldos comunitarios a los poderes estatales o porque tampoco combate las iniciativas de las religiones extranjeras, procede saber dos cosas: 1) si los herederos de los mayas rebeldes han dejado de confiar en la religión fundada a partir del mensaje divino de 1847, o 2) si la gracia de Dios Nuestro Señor y la bendición de la Santísima Cruz están muy cerca, a pesar de todo.
Tenemos que considerar desde ahora que las respuestas a esta disyuntiva significarán que la Iglesia maya tiene un futuro que amerita un tributo ceremonial y festivo el próximo 3 de mayo, o que no tiene porvenir más allá de la presente generación, es decir, se encuentra en la encrucijada final de su sesquicentenaria existencia.
Atendamos a continuación las preguntas y respuestas concernientes a la disyuntiva de la Iglesia maya.
I) ¿Por qué crece el número de campesinos macehuales que se alejan de la Iglesia maya de la Santísima Cruz?
A diferencia de lo que sucede en el mundo contemporáneo con las caídas poblacionales de las religiones dominantes –que son cómplices globales de la violencia de los Estados nacionales y toleran también los abusos personales de sus autoridades eclesiásticas–, los jefes macehuales de los santuarios advierten otras circunstancias que juzgan críticas en la actualidad de la Iglesia maya.
1) Presencia de poderes estatales e iglesias trasnacionales
Para comenzar, señalan que muchos son los campesinos mayas que aceptan que el poder y el dinero son indispensables para la subsistencia y el bienestar, argumentando que no se puede vivir lejos de los dominios oficiales y de las iglesias dominantes, debido a que la postura tradicional solo les garantiza carencias materiales y necesidades personales.
Mencionan también que, a diferencia de la austeridad que han compartido durante siglos con los profetas y los sacerdotes mayas, ahora crece el total de macehuales que desean los privilegios que tienen los líderes y los ministros fuera de sus comunidades. Los jefes comunitarios destacan que hoy día todos saben que los ricos y poderosos en la zona maya no son los verdaderos hijos de Dios, sino los extranjeros que son miembros destacados de los poderes y las iglesias, así como los macehuales que les sirven, porque han renunciado a la fe en el mensaje sagrado.
2) Influencia de educación externa y cultura extranjera
Al respecto, comentan que, para mucha gente de la zona maya y especialmente para los jóvenes macehuales inquietos en salir de ella, la tradición de la Iglesia maya no tiene importancia. No la tiene, según sus comentarios, porque ellos están convencidos de que es una práctica inútil para acceder a las conductas mejor calificadas en el exterior, además de anticuada para vivir en el mundo globalizado de las grandes ciudades.
Explican entonces que, bajo el impacto personal de la educación externa y la cultura extranjera, no faltan grupos comunitarios que se consideran decepcionados de la religión maya macehual debido a que sus sacerdotes y profetas han perdido capacidad y liderazgo para que las profecías de la Santísima Cruz incidan en los sucesos de interés colectivo. Destacan que el problema grave de la Iglesia maya no ha sido que los campesinos mayas hayan dejado de creer en los mensajes divinos, sino que los jefes macehuales han perdido gracia divina y no cuentan con la bendición cruciana para conducir al pueblo macehual a un mejor destino.
Una cuestión muy interesante es cuando los jefes macehuales enfatizan que, si se observa el comportamiento comunitario de los últimos 150 años, puede verse que, aunque la Iglesia maya no se ha apartado del mensaje cruciano, muchos campesinos han renunciado al mismo e, incluso, han negociado con él. Destacan que todo ha ocurrido porque ya no creen en profecías rebeldes y menos en designios divinos.
3) Disyuntiva entre carencias comunitarias y oportunidades fuera de ellas
Comparten que la renuncia a la fe cruciana y la negociación del mensaje divino han significado una moneda de dos caras: 1) menor apego solidario a la vida de carencias y necesidades en las comunidades, y 2) nuevas oportunidades individuales fuera de ellas.
Los jefes macehuales lamentan que los campesinos macehuales dejan de ser religiosos mayas para buscar oportunidades de mejorar sus situaciones económicas, y así puedan acceder a nuevas formas de vida social y cultural en el mundo de las ciudades. Mencionan también que, dentro y fuera de la zona maya, ahora opera la idea de que los campesinos macehuales tendrán más oportunidades de ganar dinero y de conseguir empleo mientras menos creyentes sean de la Santísima Cruz. Destacan que dejar de creer en el menaje divino les significa la oportunidad de ser como los extranjeros en cuerpo y en alma, es decir, de venderse o rentarse al que más dispuesto esté a pagarles por sus servicios personales.
II)¿Están o no la gracia de Dios Nuestro Señor y la bendición de la Santísima Cruz muy cerca a pesar de todo?
No cabe duda de que los campesinos macehuales y los agentes de los poderes y las iglesias que operan en las comunidades mayas son copartícipes en la crisis contemporánea de la Iglesia de la Santísima Cruz. Se trata de una agonía temporal que ha sucedido, debido a que la religión maya ha quedado frente a sus adversarios civilizatorios como una tradición relegada y reducida en función de su propio alejamiento de la realidad política y social de su entorno histórico.
Cuando se observa la dualidad entre la fe cruciana y la vida comunitaria, que prevalece entre los creyentes macehuales por gracia de las presencias y las influencias indicadas, puede entenderse una importante relación de cosas. Puede entenderse por qué hoy día no hay reclamos colectivos a causa de intereses particulares y sí proceden alianzas utilitarias con los poderes oficiales y las iglesias dominantes, las cuales no ofrecen ningún tipo de aliento a la cultura y la identidad macehuales.
Sin duda, una misión temporal de aliento intercultural a la identidad macehual, desde las tradiciones de la Iglesia maya de la Santísima Cruz, procedería a partir de las recreaciones antropológicas de su vida social y cultural, como la que habremos de celebrar en esta ciudad de Mérida el próximo 3 de mayo.