
La mañana de este viernes, la 80ª Asamblea General de la ONU se convirtió en escenario de protesta cuando decenas de delegados abandonaron la sala mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, subía al estrado para hablar.
La retirada fue acompañada por abucheos y mensajes de desaprobación hacia el líder israelí, en rechazo a su responsabilidad en la ofensiva militar en Gaza.
Por los altavoces se repetía la instrucción de “orden en la sala”, mientras otros sectores respondían con aplausos y vítores a Netanyahu.
Contexto internacional y reconocimiento a Palestina
La protesta se produce tras una serie de reconocimientos diplomáticos al Estado palestino por parte de países como Reino Unido, Francia y Canadá, lo que ha marcado un cambio en el escenario internacional.
En su intervención, Netanyahu calificó estas decisiones como un “suicidio nacional” para Israel, insistiendo en que su país no aceptará esa vía.

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Respuesta de Netanyahu a las acusaciones de genocidio
El discurso del primer ministro también respondió a la acusación de genocidio emitida por una comisión de la ONU a mediados de septiembre.
Netanyahu cuestionó la narrativa internacional con una comparación polémica: “¿Acaso los nazis pidieron a los judíos que se fueran?”, planteó.
Además, negó que Israel esté causando hambre en Gaza de forma deliberada, responsabilizando a Hamás de acaparar y revender los alimentos.
Mapas, amenazas y la alianza con Estados Unidos
Netanyahu retomó la exposición de un mapa en el que señala a Irán, Hamás, Hezbolá y los hutíes como parte del llamado “eje terrorista”. Aseguró que en el último año Israel ha desmantelado redes de Hamás, debilitado a Hezbolá y golpeado el programa nuclear iraní.
Pidió la liberación inmediata de rehenes y advirtió: “Si lo hacen, vivirán; si no, Israel los perseguirá”.
En cuanto a la relación con Washington, subrayó que el presidente Donald Trump “comprende mejor que cualquier otro líder que Israel y Estados Unidos enfrentan una amenaza común”.
Un discurso dividido entre protestas y ovaciones
Mientras el pleno de delegados mostraba asientos vacíos en protesta, Netanyahu fue despedido con ovaciones de pie de un sector de observadores y simpatizantes, quienes alzaron los puños en señal de apoyo.
La escena reflejó un contraste profundo: por un lado, el aislamiento diplomático en el salón principal; por otro, el respaldo político de aliados estratégicos y simpatizantes internacionales.
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