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Entretenimiento / Virales

Cada 3 de Mayo de la Santísima Cruz, celebramos la resiliencia macehual relacionada con la guerra maya de 1847

Antropólogo Jorge A. Franco Cáceres

Introducción

Puede parecer que la guerra maya de 1847 no tuvo algo que ver con los mayas macehuales que hoy permanecen en los asentamientos de los montes selváticos del Centro de Quintana Roo, o que han migrado a las ciudades turísticas de las playas paradisíacas del Caribe mexicano. Sin embargo, los registros históricos y los archivos periodísticos son demostrativos al respecto.

Tanto Victoria Bricker (1981), Don E. Dumond (1985-1997), Marie Lapointe (1983), Terry Rugeley (1996-2009), Mieko Sakurai (1998), Paul Sullivan (1993-2004), etc., nos dicen que muchos de los macehuales de hoy tuvieron familiares entre las fuerzas armadas rebeldes del siglo antepasado. Nos recuerdan también que, con la permanencia de las políticas oficiales de despojo territorial y de marginación social en México, las tensiones del conflicto social nunca se han alejado de las comunidades macehuales y las milpas del territorio de la Santísima Cruz.

En consecuencia, podemos decir que jamás ha dejado de rememorarse colectivamente entre las generaciones mayas del estado de Quintana Roo, que siempre hay que estar religiosamente preparados para la guerra. Y que esto ha sido así y también seguirá siéndolo, aunque solo algunos de ellos pueda decirnos en lengua castellana qué es lo que procede para estar listos para la guerra. He aquí la resiliencia maya macehual que celebramos cada día 3 de Mayo de la Santísima Cruz.

Los recuerdos de la guerra maya de 1847 entre los mayas macehuales del centro de Quintana Roo

Los mayas sobrevivientes del conflicto armado, la ocupación militar y la invasión externa –que han sucedido entre 1847-2019– parecen tan capaces frente a circunstancias adversas, que puede pensarse a la ligera que nacieron con capacidades únicas. No ocurre así, porque la resistencia de las generaciones mayores ante los problemas históricos y culturales que han enfrentado no es algún rasgo innato de la personalidad de los macehuales, sino un conjunto de actitudes y habilidades que han aprendido y que, de hecho, puede desarrollarse en el presente intercultural del mundo globalizado.

Aunque no tenemos estudios específicos de resiliencia por zonas selváticas o períodos conflictivos de varios años, de los campesinos mayas en los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Tulum Pueblo, etc., sabemos en líneas generales qué es lo que ha llevado a los ancianos mayas al éxito existencial, incluso en los contextos más perturbadores de la guerra de 1847 y la posguerra. Sabemos también que todos ellos padecieron cambios radicales en los aspectos territorial, ambiental, político, organizacional, etc., en poco más de un siglo y medio, pero podemos aún localizar a sus descendientes más distintivos en las cercanías de los santuarios de la Iglesia Maya.

Las investigaciones antropológicas y lingüísticas, en particular, nos han demostrado que es posible aprender la resiliencia ancestral y las formas vivas de desarrollarla, como una capacidad de los macehuales para afrontar con éxito los momentos difíciles de la vida que comparten. Se trate de conflictos sociales, desastres culturales debidos a los huracanes y los incendios, tragedias internas de la población maya o amenazas externas de la invasión extranjera o, incluso, del permanente estrés de la vida campesina cada vez más incierta, la resiliencia maya está ahí para quien realmente disponga acercarse a ella.

Procede entonces la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las estrategias de acceso a las tradiciones que nos han ayudado a aprender un poco de la resiliencia ancestral y las formas de desarrollar la resiliencia en las comunidades de los santuarios de la Zona Maya de Quintana Roo?

Aquí debemos destacar que, en la medida que todavía prevalecen memorias compartidas y se guardan las tradiciones asociadas en los ámbitos familiares y eclesiásticos, existe la posibilidad de constatar que cada macehual recorre la senda hacia la resiliencia viva de manera diferente, lo que significa que las estrategias que funcionan para unos mayas pueden no funcionar para sus familiares directos y sus amigos más cercanos.

La guerra maya de 1847 sigue viva en las tradiciones de la Iglesia Maya de la Santísima Cruz y se celabra cada 3 de Mayo

1) Testimonios

Más que una fórmula específica, la resistencia ante situaciones estresantes y cambios rápidos ha determinado el éxito o el fracaso de los mayas macehuales en los conflictos sociales que han sido determinantes para la pervivencia de su cultura y la subsistencia de su identidad. Esto le ha permitido a un grupo sobreviviente de personas mayores conducirse, incluso en condiciones tumultuosas, para convertir desastres potenciales del pueblo maya en oportunidades de sobrevivencia de las comunidades macehuales que han sido benéficas para ellas mismas.

Sin embargo, acaso existen hoy día algunos jóvenes mayas que dan signos de resiliencia viva en la actualidad globalizada. No son multitud los campesinos macehuales ansiosos de aprender los saberes de la personas mayores, y menos aún son los interesados en conocer a fondo el entorno histórico y cultural que los distingue. Ciertamente hay muchachos involucrados en los saberes del mundo ancestral por herencia familiar, pero incluso los adultos mayores más resilientes, que testimonian infancias agraciadas y juventudes determinantes en las tradiciones de la Iglesia de la Santísima Cruz, tienen serias dificultades para trasmitir la resiliencia viva de la guerra maya de 1847 a las nuevas generaciones.

Pocos macehuales hablan con sus amigos, e incluso con sus mayores, del despojo territorial y el exterminio social de los dos siglos pasados. Y aunque entienden que sus padres y sus abuelos saben mucho más de la guerra maya, casi no se atreven a pedirles sus más notables testimonios de resiliencia viva. De hecho, ha sido difícil para nosotros encontrar a personas mayores hablando con jóvenes mayas sobre el conflicto social de 1847, y no ha sido posible verlos en intercambios públicos de preguntas y respuestas sobre el presente turístico que ha surgido de él. No sabemos, entonces, que tan capaces han sido para transmitirles la resiliencia viva indispensable para subsistir con éxito frente a las personas extranjeras que han determinado el curso actual de su pueblo y su religión.

2) Festejos y celebraciones de la Iglesia Maya y el Día de la Santísima Cruz

Si algo se ha preservado con los festejos y celebraciones de la Iglesia de la Santísima Cruz, especialmente cada día 3 de Mayo, ha sido el sentido de propósito social y cultural de la guerra maya de 1847. He aquí una característica importante en las personalidades de los macehuales dotados en resiliencia viva, a quienes sus mayores han reconocido como líderes, además de calificarlos como seres elegidos, en un sentido importante para la pervivencia de su cultura y la subsistencia de su identidad, como es el religioso.

Talentos, habilidades, madurez y otras características definidas desde la Iglesia de la Santísima Cruz han dispuesto a los padres y abuelos para elevar el desempeño de los jóvenes con signos notables de resiliencia viva, dentro de sus familias, sus comunidades, sus santuarios y su pueblo. Tanto los jefes mayas como los sacerdotes macehuales apoyan estas capacidades de los muchachos alentando sus talentos mediante la entrega de responsabilidades en esa línea de compromisos vitales para su sobrevivencia y bienestar colectivos.

No cabe duda de que los jóvenes de elevada resiliencia son quienes han tenido y preservan un sentido certero de dirección con propósito en las actividades del trabajo campesino, la celebración religiosa y la convivencia externa. Y en contraste con los macehuales menos resilientes, estos jóvenes han surgido más resistentes, ya que son sensibles a la promoción de oportunidades comunitarias, y son creativos para dar lugar a situaciones de riesgo sensato ante el mundo exterior, el que asumen plenamente para sí y por sí mismos. He aquí el caudal histórico y antropológico que reconocemos y celebramos con ellos cada día 3 de Mayo de la Santísima Cruz.

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