
En el corazón de la Ciudad del Vaticano, un pequeño ejército de 135 hombres de entre 19 y 30 años de edad que vela por la seguridad del Papa: la Guardia Suiza.
Este cuerpo militar, con una historia que se remonta al siglo XV, es mucho más que una atracción turística con sus coloridos uniformes renacentistas. Es una institución que combina tradición, fe y un riguroso entrenamiento militar.
Para ser parte de la Guardia Suiza, los requisitos son exigentes: ser ciudadano suizo, soltero, católico practicante, medir más de 1.74 metros y haber completado el servicio militar en Suiza. Estos jóvenes firman una carta de compromiso, jurando defender al Papa, incluso a costa de sus propias vidas.
Su llegada al Vaticano los sumerge en un mundo con sus propias reglas y tradiciones. Viven en cuarteles austeros, asisten a misa y comienzan su servicio, que incluye la vigilancia de las entradas a la Ciudad del Vaticano.

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Su tiempo libre es limitado y su salario modesto, pero disfrutan de privilegios como el acceso a los jardines vaticanos.
El entrenamiento que reciben es intenso y lo imparte el ejército suizo. Aprenden técnicas de combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas, preparándose para posibles amenazas, incluyendo ataques contra el Papa.
La seguridad se refuerza especialmente durante eventos importantes como la misa de Pascua, donde la vigilancia de los guardias es constante.
La Guardia Suiza es una fascinante mezcla de tradición y modernidad. Sus uniformes, diseñados en el siglo XVI, contrastan con su entrenamiento para contrarrestar amenazas actuales.
El momento culminante para los miembros de este cuerpo de élite es la ceremonia del juramento, donde los nuevos reclutas prometen lealtad al Papa.
Este acto marca su plena integración en la Guardia Suiza, un ejército que, a pesar de su pequeño tamaño, juega un papel crucial en la protección del líder de la Iglesia Católica.
Su compromiso, su fe y su tradición los convierten en un símbolo del Vaticano y un testimonio de la devoción que puede existir en el corazón de la modernidad.
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