
La crisis energética en Cuba se ha intensificado a niveles críticos. Este sábado, la Unión Eléctrica (UNE) —empresa estatal responsable del suministro eléctrico— informó que el 47 por ciento del territorio cubano sufrirá apagones simultáneos durante el horario nocturno, justo cuando el consumo de energía aumenta en los hogares por el uso de ventiladores y aires acondicionados.
El problema es más grave en ciudades del oriente del país como Santiago de Cuba y Holguín, donde se reportan cortes de hasta 20 horas diarias.
En La Habana, la capital, los apagones ya alcanzan las 16 horas diarias, lo que ha generado un creciente malestar social.
Déficit eléctrico y falta de combustible agravan la situación
La UNE proyecta una generación máxima de dos mil 22 megavatios (MW) para esta jornada, frente a una demanda estimada de tres mil 700 MW, lo que implica un déficit de mil 674 MW. Según reconocen las propias autoridades, las cifras reales suelen superar el pronóstico oficial.
Actualmente, cinco de las 20 unidades termoeléctricas se encuentran fuera de servicio por fallas o mantenimiento, y 75 motores de generación distribuida están paralizados por falta de diésel y fueloil. Las centrales térmicas del país son obsoletas, y la falta de inversión las mantiene en condiciones críticas.

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Causas estructurales y consecuencias sociales
Expertos independientes atribuyen la crisis a una infrafinanciación crónica del sector eléctrico, completamente controlado por el Estado desde 1959.
El gobierno cubano, por su parte, responsabiliza a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, que dificultan la importación de combustible y piezas de repuesto.
Estudios externos estiman que la red eléctrica de Cuba requeriría entre 8 mil y 10 mil millones de dólares para ser modernizada. Mientras tanto, los apagones alimentan el descontento popular y han sido un detonante clave en protestas recientes, como las registradas en julio de 2021.
La crisis energética se ha convertido en un símbolo del deterioro estructural del país, donde la falta de luz representa mucho más que un corte de energía: es una señal del profundo agotamiento del sistema.
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