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Opinión

Son indispensables la reforestación y el tren

Jesús Peraza Menéndez

Alertan de que AMLO con la reforestación y el Tren Maya “destruirá territorios, volverá una maquiladora el Sur y Sureste mexicanos”, incrementará el turismo. Y bueno, creo que es un problema de conjugación y tiempos de los verbos. Ya destruyeron los ecosistemas más o menos hay que valorar; fragmentaron los territorios, se los apropiaron entre otros conocidos Carlos Slim, Roberto Hernández, Trump y sus hijos Emilio Gamboa, Carlos Salinas. Se apropiaron la Sonda de Campeche con las reservas petroleras, saquearon los ecosistemas en Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco, Veracruz Chiapas y Oaxaca, Redujeron los hábitats de las sociedades indias maya, tzeltal, tzotzil, zapoteca, mixteca, que son millones de habitantes del Sur y Sureste. Ahora hay una lucha prácticamente cuerpo a cuerpo hasta por las calles de Mérida, de San Cristóbal de la Casas, de Oaxaca y cada árbol y milpa-huerto-selva. Se fusilan sus diseños las trasnacionales del vestido.

Sumen además, los costos de vías de comunicación privatizadas, pago de transporte malo, caro, insuficiente e ineficiente y con privilegio racial, casi el 30% es de renta de carga y pasaje. Si hay un transporte de masas con diversidad, capacidad de carga y para pasaje es el tren.

Recomiendo como ejercicio de conciencia que carguen por una sola vez con sus bolsas del supermercado, suban al camión o Metro en CDMX, si tienen escaleras hagan ejercicio, súbanlas. Ahora cambien las bolsas de súper por costales de frijol, maíz, café, por cajas de verduras, de frutas, de tejidos, de hilos, de barros, bueno. Sobre la deforestación y sus efectos erosión con inundaciones, la temperatura en Yucatán sobrecalienta hasta hacer un horno o sartén de 50 grados o más.

Me parecen muy pequeñas burgués-urbanas las generalizaciones, incluida de la de Betina Velásquez en la Revista Proceso, quien pertenece a la descompuesta COCEI que le sirve al PRI con Héctor Sánchez, ella misma involucrada en procesos de despojo. O camaradas que conozco bien, que se ponen su paliacate en Chiapas para estar con Marcos Galeano, se toman la foto, pero viven en casas con clima tecnológico y en el automóvil, algunos y algunas hasta con empleadas domésticas de evidente origen indígena que son de las Juntas de Buen Gobierno. Otros ni van a la selva ni son del agrado de Marcos Galeano dueño de la “palabra verdadera” y sin proyecto.

Lo suyo, compañeros, es la idealización sobrevalorada de las comunidades indias en realidad terriblemente acosadas, perseguidas, exiliadas, despojadas, reprimidas y en resistencia, todo esto es el embate comercial-industrial-urbano con desprecio racial que consume ecosistemas mientras se apropia de otros para zonas residenciales o turismo.

La lucha ideológica y política necesita datos: ¿qué territorios destruye o ya están destruidos, en qué estado o condición?, ¿qué comunidades serán arrasadas o desalojadas o perseguidas, las que ya sufren estas condiciones?, ¿cuáles sitios arqueológicos los ya privatizados, los que van a privatizar?

Sobre las maquiladoras les informó que el proyecto fue en los años 80, en Yucatán, para que se instalaran, se les dio territorio con mano de obra barata indígena sin derechos, fue Dulce María Sauri Riancho, entre otros priístas, la organizadora.

Algo no checa en esta discusión tan urbana tan cómodamente desarrollada desde una realidad vivible a otra, la de las comunidades que votaron por AMLO, que se preguntan en colectividad critica y reflexiva, para organizarse para salir de este atolladero de corrupción, ineficiencia e impunidad, en la transición conservadora con demandas económicas, políticas, culturales, ecológicas y de género, más allá de la academia y las buenas conciencias. El trabajo intelectual desde ahora debe aplicarse en acciones concretas liberadoras.

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