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Opinión

Resucitar a Cortés para que nos pida perdón

Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

I.- López Obrador insiste en seguir el ejemplo de Hugo Chávez y Maduro y no el de Juárez, con su ocurrencia de enviar cartas a España y El Vaticano, demandándoles que pidan perdón a los mexicanos. Al conquistador por haber sometido tan sangrientamente a los indígenas. A la sede del papado, para que la Iglesia Católica, a su vez y por escrito en ambos casos, se disculpe por sus complicidades durante la conquista española. Primero, nos ocultó el envío de sus peticiones. A las que de inmediato le contestaron con un “No” rotundo, agregando que no es posible darle curso a sus reclamaciones. AMLO es militante de una iglesia evangelista y usa el nombre de Cristo para sus llamados a que los “malos” se porten bien; y a quienes de antemano otorgó el clásico “perdón y olvido”, quizá por aquello de “perdonaos los unos a los otros”. Ignorando que existen vigentes códigos penales y civiles para quienes no los respetan. Ya Maduro y Chávez lo habían hecho, pero como “nadie escarmienta en cabeza ajena” y no puso “sus barbas a remojar”, las ocurrencias de López Obrador han causado, en el mejor de los casos, incredulidad; y en el peor, burlas y provocando “vergüenza ajena”.

II.- Así que el Presidente de lo que él llama “Gobierno de México”, debió informar al pueblo e incluso consultarlo –con todo y que lo apoyarían los militantes de Morena– que enviaría esas dos cartas. Informar que lo habían hecho los dos venezolanos y les dieron con la puerta en las narices. Pero, lo ocultó y nos enteramos de tal hecho hasta que de El Vaticano y de España le contestaron, públicamente como debe ser, que no procedía su reclamo. Ya hasta López Obrador mandó exhibir en televisión sus actuaciones como historiador, respecto a cómo los conquistadores y la Iglesia Católica, sobre las pirámides erigieron sus iglesias. Pero enviar esas misivas sí que ha sido una auténtica ocurrencia más que puso en ridículo a todos los mexicanos. Si a los militantes y simpatizantes de Morena no les importa está bien; pero muchísimos mexicanos que se enteraron de tal acontecimiento movieron la cabeza descalificándolo.

III.- Y desaprobando que en lugar de atender urgentemente la sangrienta violencia y solucionar otros problemas de vital importancia para los mexicanos, y que solamente se ha quedado en promesas, se dio a la tarea de redactar tales anti históricas demandas. Resucitar a Cortés y demás conquistadores para exigirles que pidan perdón por lo terriblemente sangrienta que fue la conquista, olvidándose de los Bartolomé de las Casas, etc., culpando al actual Papa y a los gobernantes y la monarquía españolas, es una falta de perspectiva histórica y, de paso, de sentido común. Si López Obrador lo hizo por su nacionalismo y populismo, debió considerar que ya no es un mexicano más, sino el Presidente de la República y debe comportarse como tal. Además de que su creencia evangélica no debe intervenir, como lo está haciendo apoyando a los evangelistas en actos y funciones presidenciales. “Dad al César lo que es del César”… señor López Obrador.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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