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Huracanes explosivos, una nueva moda climática

“Podrían repetirse las emociones para los yucatecos en esta temporada de ciclones tropicales 2025”, menciona Juan Vázquez Montalvo.
Huracanes explosivos, una nueva moda climática
Huracanes explosivos, una nueva moda climática

Con el cambio climático que afecta a todo el mundo, producto del calentamiento global, ha surgido un cambio muy importante en el comportamiento del desarrollo de los ciclones, debido principalmente al aumento de la temperatura de los océanos, que están alcanzando niveles muy por encima del promedio, haciéndolos prácticamente tinas de agua caliente. Así, la energía cinética liberada del paso del estado líquido al gaseoso que aportan los océanos a la atmósfera cuando están más caliente de lo normal crea un ambiente propicio para que los ciclones tropicales crezcan a niveles importantes y en tiempos cortos jamás vistos en la historia de estos fenómenos meteorológicos, ya que rápidamente alcanzan categorías máximas, en este caso, 5 de la escala destructiva Saffir Simpson, y estos poderosos monstruos –desgraciadamente– no pueden ser pronosticados por ningún modelo matemático, pese a la tecnología de vanguardia con que cuentan los científicos, instituciones y agencias del tiempo a nivel mundial.

Ejemplo de este tipo de ciclones tropicales para México fue en Otis, en el año 2023, que se intensificó rápidamente debido a las aguas calientes del mar muy por encima del promedio, y a las condiciones atmosféricas ideales: en menos de 12 horas pasó de categoría 1 a 5 de la escala Saffir-Simpson. Aunque Otis era compacto y sus vientos huracanados no avanzaban mucho de su centro, a 12 km de distancia al ingresar a la bahía de Acapulco, fue más que suficiente para destruir toda la zona de ese popular destino turístico del Pacífico. Y es que, al aporrearse con la Sierra Madre del Sur que rodean a este puerto, se debilito rápidamente; no obstante, aunque fueron pocas horas de afectación, causó muerte y destrucción.

En la temporada 2024, las temperaturas de las aguas oceánicas del Golfo de México, Mar Caribe y Atlántico también estuvieron muy por encima del promedio –como lo están ahora–, y había la posibilidad de la formación de un huracán en la zona, que pudiera fortalecerse de forma acelerada. El primero fue Beryl, en el Atlántico, muy cerca del centro y sur de las Antillas Menores, a las que afectó como poderoso huracán de categoría 5. Después de causar muerte y destrucción en estas islas arrumbó hacia el Caribe apuntando a la Península de Yucatán, pero en su trayecto encontró aire seco y cortante que le fue disminuyendo fuerza, pero fue de rápida intensificación, “explosivo”, como dicen algunos meteorólogos.

El mes de octubre del año pasado, Milton, en el Golfo de México, también tuvo una intensificación “explosiva” la mañana del lunes 7 y su movimiento errático hacia la Península de Yucatán puso en tensión y pánico a nuestro estado, y al norte de Campeche, en donde las autoridades tomaron medidas de emergencia para las preparaciones extremas del caso, ya que nadie esperaba esa situación, pues, como mencionamos, no se puede predecir. Afortunadamente, situaciones propias que tuvo el huracán Milton en su desarrollo y las condiciones atmosféricas dieron una salvada del tamaño de la catedral a la costa y el norte del estado, pues en el momento de su máxima intensidad, un cambio de ojo lo desconfiguró y mandó su energía 30 kilómetros más al norte de lo marcado por el cono de incertidumbre; además, un cambio en su dirección hacia el este-noreste –venía del este-sureste franco–evitó una tragedia de grandes proporciones, y tal vez otras líneas estaríamos escribiendo en este artículo. Esa temporada vivimos un mes de octubre hiperactivo, y mucho me temo que podrían repetirse las emociones para los yucatecos en esta temporada de ciclones tropicales 2025.

Y no debemos olvidar que esta temporada aunque aún no ha habido afectación a tierra muy significativa, ya se formaron tres huracanes intensos: uno de categoría 4 y dos categoría 5. Ante este panorama, lo que nos queda es estar preparados, no hay de otra; dejar la cultura del menosprecio porque ahora hasta una depresión o tormenta tropical débil nos pueden dejar grandes cantidades de lluvia jamás vistas, como lo hizo Cristóbal en junio del 2020.

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