
En mayo de 2025, la tasa de informalidad laboral en Quintana Roo llegó al 54.9% y el desempleo alcanzó el 2.7%, según cifras del Inegi. Ambos indicadores crecieron respecto al mismo periodo del año anterior, reflejando la fragilidad del mercado laboral en la entidad. La falta de diversificación económica y la alta dependencia del turismo agravan esta situación, dejando a miles de trabajadores sin prestaciones ni seguridad social.
Hace más de cinco décadas, Cancún se ideó como un motor de desarrollo económico basado en el turismo. De ser un rincón casi despoblado de Quintana Roo, se convirtió en un centro de atracción para miles de personas que buscaban empleo y estabilidad en una metrópoli en expansión. La promesa de un porvenir más prometedor impulsó a muchas familias a migrar desde diversas regiones de México y del extranjero, con la ilusión de construir una vida próspera en este nuevo paraíso caribeño.
Según pioneros de la ciudad, como María Eugenia Díaz, originaria de Mérida y quien arribó a Cancún a inicios de los años 70, durante sus primeras décadas este destino fue sinónimo de oportunidades.
La industria hotelera, la construcción y el comercio fueron los cimientos que impulsaron su crecimiento acelerado. Gracias a la inversión privada y al respaldo gubernamental, la infraestructura turística se expandió con rapidez, generando empleo en múltiples ámbitos. Esa fue la razón por la que muchas personas, como María, decidieron mudarse a Cancún en busca de un futuro mejor.

Ella y su familia llegaron con la intención de aumentar su nivel de vida. Según narra, la instalación de cadenas hoteleras y compañías de entretenimiento no sólo consolidó a Cancún como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo, sino que también garantizó estabilidad económica a miles de empleados.
Aunque Cancún es reconocido internacionalmente como un destino turístico de primer nivel, en años recientes ha enfrentado desafíos relevantes en el entorno laboral. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante el mes de mayo de 2025, la tasa de desocupación en Quintana Roo fue del 2.7%, lo que representó un incremento de 0.1 puntos porcentuales respecto al mismo lapso de 2024.

La fuerte dependencia económica de Cancún en el rubro turístico contribuye a esta situación. La estacionalidad del turismo provoca altibajos en la demanda de personal, lo que genera empleos eventuales y, en muchos casos, inestables. Así lo indican jóvenes que han tenido que recurrir a este tipo de ocupaciones para sobrevivir. A ello se añade el impacto de la pandemia por COVID-19, que intensificó esta fragilidad y puso de relieve la apremiante necesidad de diversificar la economía local para fortalecer el mercado laboral.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la desocupación y la precariedad en el empleo se han convertido en parte del paisaje oculto de este paraíso. A pesar del continuo avance del turismo, el desempleo en Cancún ha repercutido en sectores que no dependen directamente de esta industria, quedando relegados en la planificación económica de la ciudad.

La carencia de diversificación en la oferta laboral ha provocado que miles enfrenten dificultades para acceder a trabajos estables y bien remunerados, especialmente en campos como la manufactura, la tecnología o la educación. Además del desempleo, en el mes de mayo de 2025, la tasa de informalidad laboral en Quintana Roo alcanzó el 54.9% de la población ocupada, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi.
Esta cifra representa un incremento de 0.5 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior, pero continúa indicando que una proporción significativa de trabajadores en el estado se desempeña fuera del ámbito formal. Asimismo, la Tasa de Informalidad Laboral 2 (que excluye labores agropecuarias) fue de 43.5% en el mismo lapso.

Estos indicadores reflejan que, aunque se han logrado avances, casi la mitad de la fuerza laboral en Quintana Roo continúa operando fuera del marco formal, sin acceso a prestaciones ni seguridad social. Esta condición genera un ambiente laboral frágil que impacta tanto la calidad de vida de los empleados como su estabilidad económica a largo plazo.
Uno de los elementos que ha originado esta problemática es la estacionalidad del empleo en el ramo turístico. Aunque los hoteles y restaurantes generan miles de vacantes, muchas de estas son eventuales o con condiciones limitadas. “En temporada alta hay trabajo, pero cuando baja el turismo, nos recortan horas o simplemente nos despiden”, comentó Luis Pérez, un mesero que ha laborado en diversos centros de hospedaje de la zona hotelera.

La contingencia por el COVID-19 dejó al descubierto la vulnerabilidad de la economía local. Con la drástica caída del turismo en 2020, miles de empleados perdieron su fuente de ingreso de un día para otro. Aunque la actividad turística se ha reactivado, muchos no han logrado reincorporarse al mercado en condiciones dignas. “Antes de la pandemia tenía un empleo fijo en un restaurante; ahora solo consigo trabajo por temporadas”, relató Karina Álvarez, quien ha tenido que dedicarse al comercio informal para mantenerse.
Además, los jóvenes egresados de universidades locales enfrentan serios obstáculos para conseguir empleo fuera del sector turístico. “Terminé mi carrera en administración y sólo encuentro vacantes en recepción de hoteles o ventas, pero nada relacionado con lo que estudié”, señaló Raúl Herrera, recién titulado.

A sus 55 años, es inevitable cuestionar el modelo económico que lo impulsó. Aunque el turismo continúa siendo su principal motor, la falta de diversificación y las condiciones precarias de empleo amenazan el bienestar de muchos habitantes.
Especialistas en economía regional advierten que es urgente fomentar el crecimiento de otros sectores para garantizar una mayor estabilidad y evitar que el desempleo siga siendo una sombra en el paraíso.
Mientras tanto, miles de cancunenses siguen en la búsqueda de un ingreso, adaptándose a una realidad en la que las oportunidades ya no son tan abundantes como en los “años dorados”. La pregunta es si autoridades y empresarios darán el paso necesario para convertir a Cancún en un destino no sólo turístico, sino también de desarrollo económico integral.