Lo que iba a ser una breve visita a familiares se convirtió en una pesadilla para Adriana Guadalupe Quiam Pech, de 36 años, residente de Playa del Carmen, quien fue privada de su libertad el pasado 16 de noviembre en la comunidad de Noh Bec.
La mujer se encontraba en la localidad sin relación con actividades delictivas ni con los demás involucrados en el ataque, pero su presencia en el lugar la convirtió en víctima colateral de un episodio de violencia organizada.
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El secuestro ocurrió cuando un comando armado ingresó de manera violenta a una vivienda, llevándose a cuatro personas. Entre las víctimas se encontraban dos hermanos que, cuatro días después, fueron hallados ejecutados en la carretera Pino Suárez-Cecilio Chi, cerca del aeropuerto, con evidentes signos de tortura.
La familia de los fallecidos optó por no presentar denuncia tras recibir amenazas, según relatan vecinos de la zona, lo que evidencia el temor que genera la presencia del crimen organizado en la región y la falta de presencia policiaca en la comunidad.
La desaparición de Adriana movilizó a la Fiscalía, que activó el Protocolo Alba 63/ZS/2025 cinco días después del plagio. La mujer es de complexión robusta, cabello teñido de rubio y posee tatuajes visibles: un “San Judas Tadeo” en el antebrazo y rosas en el brazo derecho. Al momento de ser secuestrada vestía playera morada y mallas negras. Hasta el momento, no se tienen noticias de su paradero.
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Habitantes de Noh Bec señalan que la violencia ha aumentado en los últimos meses, generando un clima de miedo y desconfianza incluso entre quienes sólo visitan la comunidad por motivos personales o familiares. La presencia de grupos criminales convierte a cualquier persona en un blanco potencial, sin importar su vinculación con delitos previos.
Autoridades locales mantienen operativos de búsqueda en la zona, pero la incertidumbre persiste. Mientras tanto, familiares y vecinos viven la tensión diaria de no saber si Adriana regresará a casa.
La desaparición se suma a una serie de hechos violentos que afectan a Quintana Roo, especialmente en comunidades alejadas de los focos urbanos, y evidencia la creciente inseguridad que enfrentan quienes transitan por estas localidades.