Dos menores de siete y diez años, de la comunidad Xul-Ha en Chetumal, resultaron con quemaduras graves luego de que estuvieran jugando con pirotecnia dentro de su casa y ésta les explotara en el rostro.
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Debido a sus lesiones, tuvieron que ser atendidos de emergencia y trasladados a un hospital de Bacalar.
El hecho ocurrió cuando los niños manipulaban un petardo en el interior de su domicilio y éste les explotó en la cara. Los familiares solicitaron la presencia de los cuerpos de emergencia.
El suceso generó temor y preocupación entre los vecinos de la zona, ya que los menores sufrieron quemaduras de tercer grado.
Paramédicos de Grupo RINO fueron los primeros en responder al llamado y trasladaron a los menores en una ambulancia, tras brindarles los primeros auxilios. En el camino, la unidad fue interceptada por personal del Grupo de Rescate de Emergencias Médicas, quienes asumieron el traslado hasta el Hospital Comunitario de Bacalar, el más cercano.
En el nosocomio se reportó que el estado de salud de los niños era delicado, debido a la gravedad de las lesiones provocadas por la explosión.
Dudan de las autoridades
De acuerdo con ciudadanos consultados, este suceso pone en entredicho el discurso de las autoridades de Othón P. Blanco, quienes aseguraron que, si bien otorgaron permisos para la venta de pirotecnia, prohibirían el suministro de explosivos; sin embargo, estos han sido comercializados durante todo el mes.
La ciudadanía cuestionó la existencia de las revisiones prometidas por las autoridades para impedir la venta de pirotecnia explosiva.
Este no es un caso aislado en el municipio, ya que en años recientes se han registrado diversos accidentes relacionados con el uso de pirotecnia, principalmente durante la temporada decembrina.
En colonias populares de Chetumal, como Solidaridad, Proterritorio y Calderitas, se han documentado casos de menores y adultos que sufrieron quemaduras, amputaciones parciales de dedos y lesiones en el rostro por la manipulación de “cohetes”, “palomas” y “petardos” de fabricación artesanal.
Tan sólo el año pasado, un menor resultó con lesiones graves en una mano tras la explosión de un artefacto pirotécnico adquirido en un puesto semifijo en la periferia de la capital.
En otro incidente, ocurrido en la comunidad Huay-Pix, un adulto sufrió quemaduras de consideración al encender pirotecnia dentro de su vivienda, lo que provocó además un conato de incendio que movilizó al Cuerpo de Bomberos.
Pese a los llamados reiterados de Protección Civil y de las autoridades municipales para evitar el uso de pirotecnia explosiva, la venta clandestina de estos productos continúa sin un control efectivo.
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Habitantes señalaron que los explosivos se consiguen con facilidad, incluso a plena luz del día, sin que exista supervisión constante o decomisos visibles.
Los recurrentes accidentes generaron indignación entre la población, que cuestionó la falta de acciones contundentes para frenar la comercialización de pirotecnia peligrosa, especialmente aquella que representa un riesgo directo para los menores de edad.
Padres de familia y vecinos insistieron en que se refuercen los operativos de inspección y se apliquen sanciones ejemplares, ya que cada año se repiten tragedias que pudieron haberse evitado.