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Yucatán

'Tremendo animal” por individuo de gran corpulencia y enormes músculos

Roldán Peniche BarreraYucatán Insólito

 

Eso de adjetivar a las personas con nombres de animales es asunto de antiguo en Yucatán. Ya en pasadas entregas de nuestra columna hemos aludido a nombres de bestias para calificar a hombres y mujeres en ocasiones nada más por capricho.

Así han surgido “caballo” o “burro” por alguien que dice estupideces o no se sabe expresar correctamente. “Zutano es un “burro”. No sabe ni leer y lo escogen para hablar en público”. Llamamos perro a una persona que no es de nuestra simpatía o con quien hemos tenido discusiones fuertes o de plano, enfrentamientos a puñetazos. Les aplicamos el mote de “gato/a” a todo sirviente, a la honrada lavandera, el infeliz barrendero, a quien nos prepara nuestro desayuno.

Pero así mismo “bautizamos” con sustantivos feroces a ciertos prójimos/as que nos impactan con su fuerza corporal o con su gran estatura, etcétera.

Un ejemplo de estos últimos:

-Oye “Barrigas” -le expresa el tío Pascual al chofer de la Inspección de Policía- De todos los que van al Moncho’s, maaare, tú eres el más fortachón. Mira nomás esa barriga. Con razón te llaman “Barrigas”.

-Oiga tío, pero no sólo por mi barriga. Mire nomás estos “gatos” y estas pantorrillas llenas de músculos. Y mis bíceps y mis tríceps y mis cuádriceps… por eso yo infundo respeto y nadie puede conmigo.

-No exageres, barrigón, ya supe que te “arrugaste” cuando el Becerro, al que le habías pegado, trajo a su primo de Chihuahua pa’ que tomara venganza por él… ¿Por qué no acabaste con el primo?

-No mano, así no… ¡Es un tremendo animal que me dobla en estatura y está sobrado de músculos! Ni loco enfrento al “animalón”…

Wachy Bates

Divulgación

María Antonieta,

Reina de Francia

Su Alteza Real, debo deciros que el pueblo de Francia no tiene pan para comer: “Entonces que coman pasteles”. Según la leyenda urbana, en tiempos de la Revolución francesa, esto dicen que dijo María Antonieta Reina de Francia cuando le manifestaron que el pueblo pasaba hambre y según investigaciones actuales de historiadores: nunca lo dijo. A pesar de tener ella fama de frívola, coqueta y promiscua de porquería, no se ha podido probar, históricamente hablando, que haya tenido ni siquiera uno ni varios amantes como aseveraban las viejas chismosas y envidiosas del vulgo francés, quienes tenían odiadas desde siempre a las reinas francesas de origen extranjero con las que los reyes acostumbraban casarse.

La Princesa María Antonieta Archiduquesa de Austria, nació en Viena, Austria, el 2 de noviembre de 1755, fue hija de Francisco I. Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y de su esposa María Teresa, reyes de Austria y Bohemia. Desde siempre en la corte austriaca recibió grandes cuidados en su persona y una esmerada educación a cargo de preceptores, generalmente religiosos, que la instruían en todos los campos de saber y la vida tal como le correspondía a una princesa y futura reina, pues desde niña fue comprometida a casarse con el Delfín de Francia, el futuro Luis XVI, de su misma edad, y cuando cumplieron ambos 15 años se celebraron los desposorios en la basílica de Notre Dame, en París, con gran pompa. A partir de ese momento, María Antonieta se quedó a vivir en el palacio de Versalles donde reinaba Luis XV, el rey y padre de su esposo Luis XVI; la unión conyugal entre ellos dos no se llevó al cabo hasta que cumplieron 18 años, cuando ya había muerto el Rey y el nuevo Rey fue entronizado, convirtiéndose ella en María Antonieta Reina de Francia. El Rey Luis XVI siempre fue una persona muy seria y adusta, quien nunca tuvo ninguna amante y sostenían ambos una relación matrimonial muy fiel. El pueblo francés, a falta de escándalos y amoríos por parte del Rey, en contraste a la vida licenciosa de su padre que tuvo dos amantes preferidas, Madame Pompadour primero y Madame Bovary después, dos mujeres con vida licenciosas y amorales y grandes despilfarradoras, le endilgó a la odiada Reina austriaca toda la maledicencia y pecados de estas predecesoras para así canalizar su desprecio por María Antonieta, quien era casi libre de culpa.

(Continuará)

wachybatesphoto@gmail.com

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