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Yucatán

Mérida y Campeche, Capitales Culturales de la Península

Víctor Salas

Después del medio siglo de la centuria pasada, en la ciudad de Campeche hizo su aparición la escultura monumental. (Entre otras, la escultura del Resurgimiento). Esas obras sugerían el deseo campechano de crecer en términos culturales.

Había una escultura a la entrada o salida de la ciudad -según se viniera o retornara a Mérida-, que era la imagen del prócer campechano Pablo García, con un brazo levantando y apuntando hacia el camino que tomaron los jóvenes Montejo en su ruta a Ichcaanzihó, es decir, Pomuch, Tenabo, Calkiní, Halachó, etc. Los yucatecos, irónicamente, comentaban que el personaje decía que “de ahí nos viene la cultura”. No hace mucho tiempo, esa escultura fue cambiada de lugar, corriéndola a pocos kilómetros de San Francisco Kobén. El brazo del personaje apunta igual hacia Yucatán, pero el sentido irónico puede tener ya, una variación interpretativa. Ahora diríamos: “hacia allá mandamos la cultura”. ¿Por qué esa afirmación tan drástica? Porque desde hace unos años, los eventos culturales de la Ciudad de las Murallas son de primera calidad y realizados de manera continua. Todo lo que hemos dejado de ver en Mérida en teatro formal, ballet contemporáneo de primer nivel, Folclore, canciones vernáculas guardadas sin modificaciones o adaptaciones a otras formas musicales, la impresión de libros históricos y contemporáneos, la plástica o la cinematografía, son una realidad enaltecedora y que rebasa, con mucho, lo que se realiza en nuestra capital, en la que se ha abrazado de manera excesiva al teatro cómico de mestizos modernos, los temas ancestrales y el retorno a un pasado del que nunca hemos acabado de salir. Por ejemplo, la Gestora Cultural, Subdirectora de la SEDECULTA, Ana Ceballos, después de seis meses de analizar la situación de nuestra cultura, ha hecho una regresión cultural alarmante, pasmosa, que habla de sus escandalosas limitaciones culturales.

En Campeche he visto a Dzul Dance Contemporany of New York, El Cuerpo de Mercutio, cine de primera, folclore regional, he escuchado a los músicos sinfónicos y he visto a Jorge Vega y un grupo de bailarines de distintas partes, realizar un espectáculo dancístico sustentado en obras literarias. Ahora que es el Festival de la Ciudad, la oferta cultural es enorme, atractiva y de muy buen nivel, ese que deja un sabor de boca exquisito. A los meridanos nos han alejado de eso y nos achocan ese teatro que llaman regional, academias de ballet que presentan festivales de fin de curso, como si fueran compañías de alto rango, y una serie de actividades que se realizaron hace treinta años, cuando Jorge Esma llegó a nuestra ciudad, fundó el ICY e implementó el pago en especie, es decir, “te doy el teatro. La taquilla es tuya, pero se presentan como una actividad institucional”. La síntesis es que a la cultura, las actuales autoridades la han llevado hasta atrás. El extremo es haberse dedicado a loar cenizas de difuntos desenterrados y hacerles celebraciones de espectáculos macabros.

Mérida ha dejado de ser la capital cultural del Sureste. Para decir lo anterior me baso en que he vivido en Chetumal, Villahermosa, Cancún, Ciudad del Carmen y Campeche. He visto cercanamente el desarrollo cultural de esas ciudades. Por tanto, hablo por lo que he visto, no en una visita, sino en la frecuencia de la vida diaria.

¿Se ve más movimiento aquí? Pues, obvio, somos la capital con mayor número de habitantes y los pobladores extranjeros que participan de la vida cultural, la hacen crecer en mucho.

¿Estoy defenestrando a Mérida? Me parece que mientras más cultura exista en cada entidad, mejor para todos, menos para quienes se quedan en el pasado.

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