TIZIMIN, Yucatán, 25 de enero.- Con ferviente devoción y como marca la tradición de la comunidad de Sucopó, se realizó la bajada de la Virgen de la Candelaria en el marco del inicio de sus festejos patronales.
Previo a la bajada de la sagrada imagen, se realizó una misa oficiada por el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, Fermín Rigoberto Nah Chí, quien en su homilía enfatizó “que estas fiestas vayan siendo una invitación que la Virgen nos hace de continuar en este seguimiento de Jesús, porque lo que ella quiere es que nos acerquemos cada vez más a su hijo”.
Explicó que cuando nosotros tenemos devoción verdadera, un amor auténtico a la Virgen María, ella nos va a conducir al encuentros con Jesús en la Eucaristía, externando que ojalá que estas fiestas de la Candelaria sean para nosotros renovación y fortalecimiento de nuestra esperanza, que sigamos viviendo con ese entusiasmo y con esa alegría nuestro ser cristiano, recordando que antes de ser católicos somos cristianos, discípulos de Jesucristo, hermanos de Jesús e hijos de Dios.
“Que nuestra madre María de la Candelaria sea para nosotros este modelo de fe, de mujer entregada y comprometida a su ser en Dios, al grado que la llevó a dar este paso de aceptar ser la mamá del hijo de Dios, que esta fe de la Virgen sea para nosotros un modelo e invitación para profundizar cada vez más en nuestra fe y en nuestra comunión entre nosotros mismos como miembros de la misma comunidad, que nos miremos como discípulos en el camino, que cada día nos descubramos como apóstoles enviados a continuar la misión del anuncio del evangelio que Jesús nos ha encomendado, que así sea”, finalizó.
Posteriormente, se realizó el signo de la bajada de manos de los custodios de la capilla, quienes la cargaron consigo para dar inicio a la tradicional procesión.
Los creyentes, como cada año, también participaron en la procesión que se realizó al término de la misa, acudiendo puntuales a su encuentro con la Virgen para rendir sus plegarias, oraciones y para encomendar a los pobladores y a sus familias.
Acompañaron a la Virgen de la Candelaria en este recorrido de fe, como signo de que el pueblo camina junto a ella y le deposita su confianza, encomendándole su prosperidad en todos los ámbitos de vida.
La procesión partió del templo que cobija a la Virgen de la Candelaria, encabezado por la sagrada imagen, el párroco Fermín Rigoberto Nah Chí, acólitos y decenas de fieles devotos que recorrieron algunas calles de la población, rindiendo honores a la Virgen y su gratitud por sus bendiciones concedidas durante el año.
El derrotero fue enmarcado por las interpretaciones de la charanga, el repicar de las campanas de la iglesia, el tronar de voladores, así como los ramilletes y estandartes que portaban los fieles devotos en sus manos, transformándolo en un verdadero festejo religioso del pueblo.
(Luis Manuel Pech Sánchez)