En una estrategia que apunta al equilibrio entre el aprovechamiento económico y la conservación ambiental, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), junto con el gobierno de Yucatán y Campeche, publicó recientemente en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un decreto que establece una captura máxima de 28 mil toneladas de peso entero fresco para la temporada de pesca del pulpo en la región y, al mismo tiempo, prohíbe el uso de compresores en el buceo para capturar la especie.
La iniciativa responde a la urgencia de proteger una pesquería clave para la región. El pulpo maya representa un motor económico para Yucatán: reportes oficiales señalan que el estado aporta gran porcentaje del volumen nacional de captura y que la pesca del molusco involucra a miles de pescadores ribereños.
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Protección y seguridad
El decreto, según la secretaria de Pesca y Acuacultura Sustentable de Yucatán, Lila Frías Castillo, busca proteger tanto la salud y seguridad de los hombres de mar —puesto que el buceo con compresor es catalogado como actividad peligrosa— como el ciclo biológico del pulpo, en particular la fase de anidación de las hembras en cuevas marinas, donde han sido víctimas de captura furtiva.
Frías Castillo informó que, al último conteo, Yucatán registró cerca de 22 mil toneladas de pulpo maya extraídas, lo que la acerca al límite que marca el decreto y sugiere un buen comportamiento de la pesquería hasta el momento. La funcionaria añadió que las condiciones climatológicas, más benignas que en 2024, favorecieron el arranque de la temporada.
Para asegurar el cumplimiento de la nueva norma, el estado ha fortalecido la vigilancia en tierra, mar y aire, en coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán (SSP) y otras instancias. Asimismo, se impulsa la concientización de los pescadores para que abandonen el uso del compresor y adopten únicamente artes tradicionales de captura.
Según especialistas, la pesca del pulpo maya es estratégica para la economía regional, pero enfrenta desafíos de sostenibilidad. Investigaciones muestran que la pesquería está catalogada en estado de deterioro en la carta nacional de pesquerías y que la sobreexplotación, la pesca furtiva y métodos no regulados ponen en riesgo tanto al recurso como a la comunidad que depende de él.
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El molusco no sólo se consume en el mercado nacional, sino que se exporta a destinos exigentes como Italia, España, Japón o Corea, lo que requiere estándares de calidad y trazabilidad que a su vez obligan a una gestión responsable.
Protección al ecosistema
Para Yucatán, la relevancia de este nuevo decreto es múltiple: por un lado, brinda certeza a miles de pescadores ribereños que dependen de la temporada para recuperar inversión y mantener a sus familias; por otro lado, protege un ecosistema mediterráneo del Golfo de México que sustenta la especie; y finalmente, favorece la reputación del pulpo maya como producto de calidad y origen sustentable, factor clave para los mercados internacionales.
No obstante, el éxito de la medida dependerá de su implementación real: el respeto al volumen máximo fijado, el abandono efectivo del compresor, y la vigilancia para evitar la pesca ilegal. De acuerdo con activistas, parte del volumen sigue siendo extraído fuera de regla, lo que debilita los esfuerzos de manejo.
En este sentido, pescadores y autoridades coinciden en que el actor clave será el propio colectivo de hombres de mar: su compromiso con los métodos tradicionales —como el “gareteo”— y su participación activa en la vigilancia pueden marcar la diferencia para que el pulpo maya mantenga su aporte socioeconómico y ecológico por muchas temporadas más.
“Nosotros lo que queremos es que exista esta pesquería por muchos años más en Yucatán, pero la tenemos que cuidar y ahí, pues somos todos los involucrados en este proceso. Los pescadores, los productores, los comerciantes, las empresas y las autoridades”, concluyó Frías Castillo.