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“Yo hice la manda por agradecimiento”: Con San Judas Tadeo al hombro, yucateco pedalea más de 2 mil kilómetros desde Tixkokob hasta Sinaloa

Miguel Martín Concha viajó desde Tixkokob hasta Sinaloa por una promesa a San Judas Tadeo.

Miguel Martín Concha, devoto de San Judas Tadeo, lleva su imagen al santuario de Badiraguato
Miguel Martín Concha, devoto de San Judas Tadeo, lleva su imagen al santuario de Badiraguato / Especial

Miguel Ángel Martín Concha partió de su natal Tixkokob, Yucatán, con una bicicleta, una mochila ligera y una figura de San Judas Tadeo de más de un metro de altura. Tenía una promesa que cumplir y un solo destino: Badiraguato, Sinaloa, donde cada 28 de octubre miles de fieles rinden tributo al santo de las causas difíciles.

El joven de 25 años tardó 34 días en llegar. Pedaleó de día y de noche, cruzó carreteras interminables, soportó calor, lluvia, cansancio y hasta un asalto en el estado de Jalisco, donde lo despojaron de sus pertenencias. Pero ni eso lo detuvo.

“Yo hice la manda por agradecimiento, por todo y por toda la familia, no solo por mí. Yo soy devoto”, contó Miguel Ángel, mientras relataba su travesía en el camino de regreso a casa.

Una promesa sobre ruedas

La figura de San Judas Tadeo que lo acompañó durante todo el viaje fue un regalo que alguna vez hizo a su madre. Este año decidió “sacarlo a pasear”, como dice con una sonrisa, para cumplir su promesa de llevarlo hasta el santuario en Badiraguato.

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“Llegué tarde, pero llegué. Cumplí la manda”, dice emocionado, recordando la noche del 28 de octubre cuando arribó al sitio, casi a las nueve de la noche, exhausto, pero lleno de fe.

El joven yucateco pedaleó más de 2 mil kilómetros, pasando por varios estados del país. Durante el trayecto, desconocidos se convirtieron en aliados.

Le ofrecieron agua, comida y hasta cobijo cuando el cansancio lo obligaba a detenerse. “Dormía debajo de puentes, o donde se podía”, relata.

La fe en el camino

El viaje también fue una lección de solidaridad. “Desde que entré a Sinaloa, la gente se ha acercado para apoyarme. Me han tratado bien, sobre todo los plebes de Costa Rica”, cuenta Miguel Ángel al portal sinaloense tusbuenasnoticias.com, mientras recuerda a las personas que lo alentaron a seguir pedaleando.

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Su historia se hizo conocida en redes sociales cuando una reportera de Culiacán lo encontró en la carretera México 15, a la altura del poblado de Juan Escutia, en Mocorito. Ahí, junto a una pequeña capilla de San Judas, el joven se detenía a descansar antes de continuar el viaje de regreso.

Miguel Ángel, aún sin celular ni pertenencias, aprovecha cada parada para avisar que está bien y enviar un mensaje a quienes lo escuchan: “Si no eres devoto, no opines; si no conoces, respeta. Gracias a quienes creen en San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe, me ha ido bien a pesar de todo”.

Antes de volver a Yucatán, tiene planeado hacer una última escala en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, para agradecer otro tramo de su camino.

“Estamos en camino de regreso, felices y contentos”, dice. Y mientras su bicicleta avanza hacia el Sur, su historia rueda con él: la de un joven que pedaleó la fe y cruzó el país para cumplir su promesa.