El Producto Interno Bruto (PIB) de Yucatán creció 3.9% en 2024, una variación anual que coloca al estado por encima del desempeño nacional y confirma un ciclo expansivo que acumula varios años de avance moderado pero constante.
De acuerdo con los datos preliminares del Producto Interno Bruto por Entidad Federativa (PIBE), publicados por el Inegi ayer, el valor total de la economía yucateca ascendió a 402,786 millones de pesos en valores constantes, mientras que en valores corrientes alcanzó 546,558 millones de pesos.
Esta fotografía económica revela que, pese a los desafíos globales, los shocks inflacionarios y la desigualdad territorial, Yucatán mantiene una estructura económica dinámica, más diversificada y cada vez más apoyada en los servicios, el turismo, el comercio y un sorprendente repunte de actividades primarias vinculadas a la cría y explotación de animales.
El campo yucateco: la sorpresa
Pocas veces el sector primario encabeza el crecimiento en un estado de vocación terciaria como Yucatán. Pero 2024 rompió el patrón: las actividades primarias crecieron 14.4%, un salto muy superior al avance nacional de 0.4%. La explicación central recae en un solo subsector: la cría y explotación de animales, que aumentó 16.2%, impulsado por procesos de tecnificación, ampliación de unidades de producción y mejoras sanitarias que fortalecieron la oferta pecuaria.
Este crecimiento representa más que una cifra: implica cambios reales en el campo, inversión en conocimiento técnico y una apertura de oportunidades para miles de familias rurales. Aunque el PIB primario aún representa sólo 3.7% del total estatal, su dinamismo ofrece señales de que la diversificación productiva en Yucatán está avanzando.
Noticia Destacada
Yucatán recibe al 5º Summit Latinoamericano por la Sostenibilidad Pesquera y Acuícola
Minería: un repunte silencioso
Entre los datos que llaman la atención está el crecimiento de 18.9% en minería, un sector que, aunque moderado en tamaño dentro del PIB estatal, explica buena parte del crecimiento de las actividades secundarias, que avanzaron 1.8% en 2024.
La minería en Yucatán es principalmente no petrolera: extracción de materiales para la construcción, bancos de roca, yeso, grava y derivados. En un año donde a nivel nacional este sector cayó -0.4%, el repunte yucateco resalta. La industria de la construcción y las obras de infraestructura pública y privada empujaron esta demanda, fortaleciendo a la cadena productiva local.
Aun así, el peso de las actividades secundarias (manufactura, construcción, energía y minería) representa 23.9% del PIB estatal, una proporción estable, aunque todavía por debajo de lo que se observa en estados industriales del norte y centro del país.
Servicios: el corazón de la economía
El motor económico de Yucatán sigue siendo, con claridad, el sector terciario: 66.5% del total del PIB proviene de los servicios. Y este bloque avanzó 4.1% en 2024, mostrando un dinamismo mayor al nacional (2.3%).
Dentro del sector terciario destacan cuatro actividades clave: Comercio al por mayor: +2.6%, Comercio al por menor: +5.1%, Servicios profesionales, científicos y técnicos: +15.1% y Alojamiento temporal y preparación de alimentos y bebidas: +20.4%
El último rubro –alojamiento y alimentos– muestra el profundo efecto de la recuperación turística en Yucatán. El crecimiento de 20.4% refleja el fortalecimiento de la hotelería, la diversificación de la oferta gastronómica y el ascenso de Mérida y zonas del interior como destinos con alto valor cultural.
Este dinamismo también muestra que la economía yucateca es cada vez más urbana, basada en servicios de valor agregado, con una clase media que sostiene redes comerciales robustas y un ecosistema empresarial que sigue expandiéndose hacia áreas administrativas, tecnológicas y profesionales.
Noticia Destacada
Gobierno y sector empresarial avanzan en acuerdos para estabilidad económica en Yucatán
El estado aporta estabilidad nacional
El crecimiento total de 3.9% en 2024 refleja que Yucatán continúa aportando solidez al desempeño económico regional del sureste. Si bien su participación en la economía nacional aún se mantiene en un nivel medio, su modelo económico diversificado y su ritmo de crecimiento por encima del promedio mexicano lo ubican como uno de los estados con mejor desempeño estructural.
Los Impuestos sobre los Productos Netos (ISPN), un indicador complementario del tamaño y dinamismo de la economía formal, crecieron 4.6%, lo cual también revela aumento del consumo, mayor actividad regulada y un aparato productivo más activo y formalizado.
Economía integrada
Los números del PIBE generalmente se leen desde lo macroeconómico, pero su impacto es cotidiano. El crecimiento del comercio minorista implica más actividad en los mercados y supermercados del estado; el dinamismo de los servicios hoteleros y gastronómicos refleja la vida cultural vibrante de Mérida y de los municipios turísticos; la expansión del sector profesional indica que más jóvenes yucatecos encuentran empleo en ramas especializadas.
De la misma forma, el avance en el sector primario habla de familias trabajando a mayor capacidad en rancherías y ejidos, tecnificando procesos, mejorando inventarios y reactivando economías locales.
Y el crecimiento de la minería, aunque menos visible, sostiene a las obras públicas, las carreteras, los desarrollos habitacionales y la renovada infraestructura que ha transformado a varias zonas del estado.
Perspectivas: continuidad con cautela
Yucatán llega a 2025 con una base sólida, pero también con desafíos: la presión urbana, la demanda creciente de vivienda, la saturación de zonas metropolitanas y las tensiones ambientales derivadas del crecimiento económico.
Sin embargo, los datos del Inegi confirman que la entidad tiene una estructura económica capaz de responder con dinamismo, apoyada por sectores que avanzan simultáneamente y que reducen la dependencia de un solo motor productivo.
El reto para los próximos años será sostener el equilibrio entre crecimiento, sostenibilidad, bienestar y cuidado del territorio.
