
Cada 22 de julio se celebra en México el Día de la Hamaca, en el cual se destaca el orgullo de las piezas artesanales, además de ser ícono de la Península de Yucatán.
Se elaboran hamacas de mecate o hilo, de hilo fino de henequén, de cáñamo, de lienzo, de lona y de hilera, que es la hamaca más fina que se teje en Yucatán.
Se urde con un hilo finamente corchado de algodón o de lino, es de varios colores que se combinan arbitrariamente en bandas con el blanco, dando preciosos ejemplares matizados al capricho.

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Historia del Día de la Hamaca
La popularidad de las hamacas en América Latina ha resultado en la celebración del día nacional de la hamaca desde el siglo XII. Este día especial es una celebración de la relajación, el ocio y la cultura que rinde homenaje a la historia de esta invención tradicional.
Se cree que el día nacional de la hamaca se originó en el pueblo Taino que habitaba en las Américas Central y del Sur. El nombre "hamaca" se derivó del idioma Arwaka de los Taino, que significa "red de pescar", y fue influenciado por el árbol Hammack, cuya corteza proporcionaba materiales para hamacas.
Hamacas en Yucatán
En Yucatán, así como en Campeche y Quintana Roo, las hamacas son preferidas por la población debido a su comodidad en días calurosos de mayo a agosto.
Debido a su material y estructura, las hamacas se adaptan a las temperaturas hasta de 42° C que se registran en la región, siendo frescas para dormir.
Todos los yucatecos acostumbran a dormir en hamaca por esta razón, además de ser cómodas y perfectas para tomar un largo descanso.
¿Cómo se hacen las hamacas?
Se urde la hamaca en un bastidor que consta de dos largos palos de madera, cilíndricos y perpendiculares, como de cinco centímetros de grueso por cerca de dos metros de largo, colocados paralelamente uno enfrente del otro, a una distancia de metro y medio o dos metros, según el tamaño que se quiera dar a la hamaca.
Estos palos se encajan sobre bases de madera fuerte y están unidos entre sí por dos largueros horizontales que penetran en sendas hendeduras hechas en los mástiles, asegurándose con cuñas; y acercándolos o retirándolos, se gradúa el tamaño de la hamaca.
Se empieza la labor por rodear en forma de madeja los dos palos verticales del bastidor con el hilo que se va a utilizar para el tejido.
Ya que hay bastante hilo enmadejado, se toma una aguja o lanzadera labrada en madera fuerte o en hueso, en forma de barquichuelo, calada en el centro y en la que se ha devanado previamente el hilo y comienza la tejedora a entrecruzar este con los hilos de la urdimbre y poco a poco se va formando la trama de malla característica.
Antes de comenzar a tejerse la trama, se teje un borde en forma original que es lo que constituye la orilla de la hamaca.
Una vez terminada de tejer la hamaca con todo y sus bordes, se le ponen los brazos, que consisten en una serie de hilos enganchados en la extremidad de la banda tejida, siendo de metro y cuarto de largo cada uno; y que se anudan en los extremos haciéndose con el mismo hilo una especie de argolla en forma de pera, por donde pasan los lazos que son dos sogas bien corchadas con nudillos o borlas en sus extremidades, que se emplean para amarrar y tender las hamacas ya entre dos troncos de árboles, entre dos palmeras en los puertos de mar, o en los ganchos o hamaqueros (en maya pol-kan, cabeza de serpiente).