
A pesar de que en la actualidad el meteorito de Chicxulub, responsable de terminar con la vida de los dinosaurios es sumamente popular, durante décadas su impacto en la Tierra, fue un hecho completamente desconocido y que salió a la luz hace relativamente poco tiempo.
Una hipótesis propuesta por el físico estadounidense Luis Walter Álvarez en 1980, sugirió que una capa de iridio (elemento raro en la Tierra, pero común en los asteroides) hallada en distintos puntos del planeta, tenía relación con un enorme proyectil espacial que en algún momento azotó al mundo.
Sin embargo, hasta ese momento no se sospechaba que el inmenso cráter, evidencia clara del cataclismo, se encontraba oculto bajo el litoral y la selva yucateca. Sin saberlo, técnicos de Pemex habrían encontrado la respuesta al misterio tres décadas atrás.
Mientras se encontraban en la búsqueda de hidrocarburos, realizando perforaciones en el lecho marino de la costa norte de Yucatán, enigmáticas rocas, con signos de exposición a muy altas temperaturas y presión, fueron halladas.
La resolución del misterio
A finales de la década de los ochenta, el geólogo canadiense Alan Hildebrand realizó estudios en un sitio de Haití con presencia de rocas formadas por el calor extremo de un poderoso impacto astronómico.
Años atrás, Glen Penfield, geofísico de la paraestatal mexicana, habría alertado sobre las notables anomalías presentes en datos de exploraciones geofísicas de la región. Penfield fue quien reportó la presencia de dos arcos que conformaban un círculo de proporciones colosales.
Tras enterarse de los misteriosos hallazgos de Yucatán, gracias a un periodista científico, Hildebrand acudió ante el geofísico de Pemex. Solo entonces las piezas del rompecabezas embonaron perfectamente y se determinó el sitio exacto de la caída de la enorme roca espacial.
Desde entonces, el cráter, con 180 kilómetros de diámetro, al igual que el meteorito, que se estima midió entre 10 y 15 kilómetros, llevan el nombre de la localidad costera, que aunque hoy luce en calma, hace millones de años albergó el epicentro del desastre.