
Las lluvias propias de la temporada están afectando severamente el Patrimonio Cultural de diversas comunidades del interior del estado, especialmente templos, edificios históricos y monumentos al aire libre.
En el caso de Kantunil, la iglesia de San Francisco, ubicada al Oriente de la plaza principal, presenta desde hace varios años un deterioro progresivo en sus muros centenarios y techos, lo que ha favorecido la filtración de agua. Las afectaciones son más visibles en la nave central, donde el paso del agua ha corroído la pintura exterior y ha provocado manchas de humedad en distintos rincones del recinto, como el bautisterio.
Feligreses de la comunidad manifestaron su preocupación por el estado del templo, considerado la máxima representación de la fe local.

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El sacristán Edgar Sosa Moo comentó: “Las lluvias que caen en esta temporada dejan mucha humedad en los muros del templo. Cuando son intensas, el agua comienza a penetrar por las paredes y el techo. Esto se presenta desde mediados de junio de hace tres años. Aparecen goteras que humedecen los pisos de la nave central y el presbiterio”.
Sobre la situación actual agregó: “Las cuarteaduras y la resequedad de los techos y muros, por su antigüedad, facilitan la filtración. Incluso se ha desprendido parte del revoco del techo de rollizos del bautisterio. La humedad también daña los muebles, ya que el ropero de la sacristía se infló y las bancas presentan humedad en sus bases. El párroco hace lo que puede, pero no hay recursos suficientes para atender todo lo que se requiere”.
El custodio indicó que tanto el crucero como la sacristía presentan daños desde hace tiempo y que las lluvias recientes agravaron la filtración. También el salón lateral, donde se ubican la sala de usos múltiples y la bodega parroquial, muestra severas cuarteaduras en el techo que permiten el paso del agua.

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El actual techo de la nave principal, construido en 1980 con apoyo de la comunidad, sustituyó al del siglo XIX que ya presentaba desprendimientos. Hoy, con más de 40 años de antigüedad, también muestra desgaste.
Un feligrés de la localidad puntualizó: “La conservación de este edificio, que forma parte esencial de la identidad del pueblo, corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Es Patrimonio Cultural de todos, y debería recibir la atención necesaria”.
Finalmente, el sacristán recalcó que la limpieza de los techos y desagües corre por su cuenta, tarea que realiza constantemente para evitar el estancamiento del agua.
“En esta temporada tengo que subir cada dos días para revisar que no se acumule el agua en los techos, porque las lluvias son diarias”, concluyó.