
Durante el segundo trimestre de 2025, Yucatán alcanzó una tasa de participación económica de 65.8%, la tercera más alta del país, solo detrás de Quintana Roo (67%) y Baja California Sur (66.7%). En términos sencillos, esto significa que casi dos de cada tres yucatecos mayores de 15 años trabajan o buscan empleo de manera activa, reflejando un mercado laboral dinámico que contribuye a la estabilidad económica de la región y del país.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reveló que la tasa de desocupación en el estado se ubicó en 1.9%, cifra que lo coloca entre los mejores niveles del país, por debajo del promedio nacional de 2.7%. En números absolutos, esto equivale a poco más de 24 mil personas sin trabajo frente a un universo de más de 1.2 millones de ocupados.

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Ingresos en recuperación
De acuerdo con el secretario de Economía y Trabajo (SETY) de la entidad, Ermilo Barrera Novelo, Yucatán ha mostrado avances hacia un modelo económico más sólido y orientado a la estabilidad laboral. “La población que percibe más de tres salarios mínimos creció en 15.5%, mientras que quienes reciben más de cinco salarios mínimos aumentaron en 28.4%, lo que refleja empleos mejor remunerados”, destacó.
Además, el ingreso laboral real per cápita registró un repunte de 9.8%, el segundo más alto a nivel nacional, sólo detrás de Quintana Roo (12.1%). Este incremento se traduce en mayor poder adquisitivo para las familias yucatecas, en un contexto donde el costo de vida se mantiene como uno de los más estables de la península.
La sombra de la informalidad laboral
Pese a estos indicadores positivos, Yucatán enfrenta un desafío estructural: la informalidad laboral. Según la ENOE, el 58.6% de la población ocupada trabaja sin acceso a seguridad social ni prestaciones, una cifra superior al promedio nacional (54.8%). Este fenómeno afecta principalmente a trabajadores de micronegocios, comercio ambulante y actividades por cuenta propia.
Otro punto que refleja áreas de oportunidad es la tasa de condiciones críticas de ocupación, que alcanzó el 33%, apenas por encima de la media nacional (32.5%). Este indicador contempla a quienes laboran largas jornadas con bajos ingresos, evidenciando la necesidad de mejorar la calidad del empleo más allá de su disponibilidad.

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Participación en el país
En el contexto regional, Yucatán presenta una mejor situación que Tabasco (4.4% de desempleo) y Campeche (2.6%), pero queda rezagado en comparación con Quintana Roo, que tiene menor informalidad (43.9%) y mayor dinamismo turístico. Si se amplía la comparación, la brecha es más evidente frente a estados como Nuevo León o Coahuila, donde la informalidad ronda apenas el 34%.
Aun así, Yucatán se ubica en la élite laboral del país: combina una alta participación económica con bajos niveles de desempleo y una tendencia de mejora en los ingresos, factores que fortalecen su atractivo para la inversión y el desarrollo local.
Perspectiva y próximos pasos
Los retos son claros: consolidar la formalización laboral, ampliar la cobertura de seguridad social y garantizar que el crecimiento económico se traduzca en bienestar real para los trabajadores. “El objetivo es que no sólo haya más empleos, sino que estos sean de calidad, con estabilidad y mejores salarios”, puntualizó Barrera Novelo.
Con estos resultados, Yucatán se perfila como un referente en el sureste mexicano, pero aún debe cerrar la brecha entre cantidad y calidad de empleo para lograr un desarrollo verdaderamente incluyente.