
A más de cinco décadas de su asesinato, la memoria del luchador social y sindicalista yucateco Efraín Calderón Lara, mejor conocido como “El Charras”, fue honrada en un emotivo acto realizado ayer en el parque del barrio de Santiago, donde se develó un busto en su honor, con la presencia de familiares, autoridades, académicos, estudiantes, líderes sindicales y vecinos.
La ceremonia representó un ejercicio de memoria colectiva que buscó rescatar el legado de un joven abogado que entregó su vida a la causa de los trabajadores y que, a pesar de su corta edad, se convirtió en símbolo de congruencia, valentía y compromiso social en Yucatán.
La escultura, ubicada en el costado norte del parque, fue elaborada por la arquitecta Gladys Díaz, quien no cobró honorarios y únicamente solicitó cubrir el costo de los materiales. El busto cuenta con pedestal, placa conmemorativa y un código QR que permitirá a los visitantes acceder a información sobre la vida y lucha de Calderón Lara.

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El antropólogo Alfredo Barrera Rubio, presidente del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales y Culturales “Efraín Calderón Lara” (Seisc), señaló que este acto es “un reconocimiento social a un personaje de la lucha sindical que dedicó su vida al servicio de la clase trabajadora”. Recordó que la propuesta de ubicar el busto en el parque de Santiago obedece a que ahí vivió Efraín y estableció su despacho jurídico.
Efraín Calderón Lara nació el 13 de noviembre de 1947 en Hopelchén, Campeche, en la llamada zona chenera. Sus padres fueron Efraín Calderón Lara y Ada Lara Barrera, y tuvo tres hermanos: Beatriz, José y Rosaura, de los cuales solo Beatriz vive actualmente.
Durante su juventud, su familia se trasladó a Mérida, donde creció en el barrio de Santiago. Estudió en la entonces Universidad de Yucatán y desde sus años como pasante se volcó a la formación y asesoría de sindicatos independientes. En un breve lapso de dos años, fundó alrededor de nueve organizaciones, entre ellas las de gasolineros, choferes, panaderos, trabajadores de la construcción, zapateros, empleados de Conasupo y, póstumamente, el sindicato de la propia universidad.

Su labor provocó tensiones con el sector empresarial yucateco, que presionó al entonces gobernador Carlos Loret de Mola para detener su activismo. La noche del 13 de febrero de 1974, tras salir de una reunión acompañado de Pedro Quijano Uc, fue interceptado, encañonado y secuestrado. Un día después, su cuerpo apareció sin vida en un paraje de Quintana Roo. El asesinato causó indignación y dio pie a un amplio movimiento estudiantil y popular que paralizó a la universidad y generó protestas en toda la ciudad de Mérida.
Con el paso del tiempo, los ideales de Calderón Lara se fueron invisibilizando. En 2016 se constituyó el Centro de Estudios e Investigaciones Sociales y Culturales que lleva su nombre, con el objetivo de reivindicar su legado y mantener vivo el recuerdo del movimiento popular de 1973-74.
Uno de los logros más recientes fue el reconocimiento de la Facultad de Derecho de la UADY con una placa conmemorativa en su honor. La develación del busto en Santiago es, según Barrera Rubio, la culminación de seis meses de trabajo conjunto con el Ayuntamiento de Mérida, que facilitó la infraestructura y los trámites necesarios.

Efraín es un ejemplo de entrega y de servicio a las causas más nobles y justas. Sus ideales aún están vivos en la época actual, donde hemos visto el retroceso en las conquistas sociales de los trabajadores”, señaló Alfredo Barrera Rubio al concluir su intervención.
El presidente municipal de Hopelchén, Hiram Aranda Calderón, primo de “El Charras”, estuvo presente en el acto. Recordó que, aunque no lo conoció personalmente, su figura siempre estuvo presente en la familia: “Conocí al Charras por dos vertientes: la familiar, a través de las historias de mis primos y tías, y la universitaria, donde su espíritu social siempre fue un referente”. Subrayó que Efraín era un hombre convencido y obsesivo en su compromiso con las causas sociales: “Necesitamos hombres de bien, de resultados. Como él. Gente que inspira y hace las cosas, evasivo del aplauso, dedicado a su misión”.
En el evento también se recordó un corrido popular que narra la vida y el asesinato de Calderón Lara, resaltando su papel como abogado joven, defensor de los obreros y hombre de firmes convicciones que no se dejó corromper por el poder económico.

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En representación del gobernador Joaquín Díaz Mena, el subsecretario de Educación Básica, Jaime Vázquez Barceló, afirmó que este acto simboliza la resistencia contra la injusticia y la defensa de los derechos humanos. Criticó que durante décadas los espacios públicos se destinaron a honrar a figuras cuestionables, mientras se ignoraba a líderes populares que entregaron su vida a la justicia social.
Por su parte, Edgar Ramírez Pech, secretario municipal en representación de la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada, destacó que la ciudad necesitaba un espacio para honrar a Efraín Calderón: “Nos extrañó que no existiera un busto, una calle o una colonia con su nombre. Su ejemplo de congruencia y firmeza inspira un futuro más justo y equitativo”.
El busto de Efraín Calderón Lara en el barrio de Santiago no solo representa un homenaje a su memoria, sino también un recordatorio de que sus ideales siguen vigentes. Para muchos, se trata de un símbolo de lucha que inspira a continuar defendiendo los derechos de los trabajadores y de los sectores marginados.