
Tras mencionar que las más de 600 hectáreas de maíz que ya están prácticamente sembradas en el ejido de Katab, no están aseguradas, el comisario ejidal Alejandro Cauich Ek indicó que el campesino apenas tuvo el recurso económico para sembrar, pero no tiene para poder asegurar sus cultivos ante posibles siniestros.
Entrevistado, el nuevo líder ejidal de esa comunidad ubicada a unos 20 kilómetros de la cabecera municipal, mencionó que, ya tras el siniestro por falta de lluvias de 80 hectáreas de maíz y unas 30 de chigua que fueron parte de las primeras siembras del mes de junio, los campesinos y pequeños productores hicieron un esfuerzo económico para poder resembrar de nuevo 50 hectáreas de maíz de las 80 siniestradas.
El campesino apenas tuvo el dinero para sembrar sus mecanizados y costó en promedio 12,000 pesos por hectárea, porque el precio del diésel, que está arriba de los 26 pesos, encareció el precio de la siembra de maíz, desde la preparación de las tierras y luego para depositar la semilla en los surcos.

Aunado a esos costos, también encareció el precio del fertilizante y la semilla, aunque los apoyos del gobierno estatal y federal en el subsidio de esos insumos son muy buenos, pero son insuficientes, así que el campesino tiene que buscar otras fuentes de financiamiento, expresó.
Dijo que la gran mayoría de los campesinos obtuvo préstamos o financiamiento en las empresas agrícolas, es decir, contrajeron contratos de paquetes tecnológicos que incluyen semilla y fertilizantes, y otros agroquímicos que servirán para la fumigación de cultivos y el combate de plagas.

Pero dijo que, aunque algunas empresas financieras ofrecen aseguramiento de cultivos dentro de los paquetes tecnológicos, el campesino, con tal de no endeudarse más, opta siempre por el paquete más económico que no incluye el aseguramiento de sus cultivos.
Así que el 98 por ciento de los cultivos de maíz que actualmente tienen buen crecimiento en el ejido de Katab no están asegurados, y solo el dos por ciento sí incluyeron los campesinos en la firma de contrato de financiamiento el aseguramiento de sus cultivos ante cualquier tipo de siniestro.
En términos generales, dijo que los campesinos están a la suerte y a la bendición de Dios para lograr buenas cosechas, porque de haber un siniestro, ya sea por plagas, inundaciones o alguna afectación por cuestiones meteorológicas, tendrían ellos mismos que amortiguar sus pérdidas económicas, que pudiesen ser cuantiosas, externó.

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Explicó que el campesino que resembró tras perder las primeras cosechas por falta de agua, lo hizo en menos hectáreas porque solo sembró para su autoconsumo familiar y pueda subsistir, y si al caso obtendría de sus cosechas, sería para pagar parte de su deuda en las casas financieras agrícolas. La gran mayoría de los 180 productores del ejido obtuvieron créditos con paquetes tecnológicos.
Dejó en claro que, si el campesino pidió créditos en insumos en esas casas financieras para poder sembrar por primera vez, para la segunda siembra ya no tuvo esos créditos y lo hizo con su propio dinero, y por la limitación económica impidió la siembra de la misma superficie que en su primera ocasión.
JGH