Antropólogo Jorge A. Franco Cáceres
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Introducción
La Dra. Josefina Mena Abraham (JMA), presidenta del Grupo de Tecnologías Alternativas, S.C. (GTA), estuvo hace unas semanas en Mérida para recibir el Premio Cedros al Mérito Científico que le otorgó la comunidad libanesa. Además de considerar que fue un acertado reconocimiento del legado profesional de esta genial yucateca, hay cuestiones de su labor científica y social que, sin lugar a duda, dejarán huellas por el mundo donde tiene presencia su grupo profesional. Es precisamente sobre esta labor que nos preguntamos si la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión entenderán el porqué de las tecnologías alternativas para el desarrollo sustentable en asentamientos metropolitanos y enclaves industriales de México.
Perspectiva integral de tecnologías alternativas para el desarrollo sustentable
Para comenzar este trabajo, debemos destacar que para la Dra. Mena Abraham y el GTA una de las mayores inercias que la sociedad humana, en general, y la mexicana, en particular, tendrán que resolver ante el avance del cambio climático, el aumento poblacional y la destrucción de los patrimonios cultural y natural a nivel planetario, se relaciona con los sistemas industriales y urbanos del modelo mercantil imperante en el mundo global, porque este modelo económico/tecnológico/organizativo está asociado al imperativo macroempresarial de control central de todos los ámbitos de la vida humana y a las ideas hegemónicas de progreso social y cultural bajo exclusividad de las rectorías financieras y comerciales.
Destacan en los trabajos de la investigadora yucateca y el GTA que desde el análisis integral del modelo hegemónico en el mundo globalizado, es decir, desde los estudios incluyentes de las cuestiones espacio-territoriales, medioambientales y socioculturales, que se relacionan con sus múltiples impactos industriales y urbanos, ya no cabe mantener que la tecnología y la organización de las macroempresas sean factores exógenos o neutros del crecimiento económico y el desarrollo social; tampoco procede asumir que los indicadores económicos y los precios bursátiles vinculados a sus megaproyectos industriales y meganegocios urbanos sean útiles de modo científico y social para medir sus costos patrimoniales.
La tecnología y la organización son de hecho, en la visión de Mena Abraham y GTA, factores endógenos pero no neutros del modelo económico que impera por supremacía geopolítica en los espacios-territorios industriales y urbanos del mundo globalizado. Tampoco resultan simples recursos tecnocráticos que se seleccionan por intereses financieros y comerciales bajo la presunción de los requerimientos sociales, es decir, argumentando que siempre son adaptables a las condiciones prevalecientes en los asentamientos metropolitanos y los enclaves industriales.
En consecuencia, la investigadora y el GTA ponderan en sus estudios avanzados de planificación integral que la viabilidad de una tecnología industrial o urbana y su correspondiente organización social contra los daños asociados al cambio climático, el aumento poblacional y la destrucción patrimonial, no solo depende de factores económicos, sino también de los políticos y culturales. Esta es, precisamente, la parte fundamental de la crítica medular de JMA y GTA al modelo hegemónico, misma que da razón de ser a las tecnologías alternativas para el desarrollo sustentable y otras de sus propuestas tecnológicas de relevancia social para la participación ciudadana y la gobernanza democrática.
Bajo tales críticas integrales de JMA y GTA, observamos que las nociones tecnocráticas de mercados sectoriales son cuestionadas en sus significados rectores, y las ideas controladoras de los poderes transnacionales y los Estados neoliberales ya no pueden predicarse como absolutas verdades, es decir, ajenas a los abusos expoliadores del mercado o los reclamos proteccionistas de subsidios al Estado, los cuales generan siempre marginación y pobreza por abandono de programas sociales en las periferias urbanas y los centros industriales.
En definitiva, entendemos con Josefina Mena y el GTA que las reglas de juego de los modelos redistributivos nacionales deben garantizar que los efectos perjudiciales de las economías globales en las regiones estratégicas y las zonas vulnerables sean menos letales en términos tecnológicos y organizativos para los patrimonios culturales y naturales, antes de seguir dejando que las macroempresas operen a plenitud en la libre competencia para la acumulación y el movimiento de los capitales.
Compartimos con la investigadora yucateca y el GTA que dichas reglas deben establecerse desde las leyes nacionales y los poderes estatales de modo republicano, antes de que los intereses mercantiles se parapeten detrás de sus privilegios transnacionales desde paneles y tribunales y, en consecuencia, las tecnologías industriales y urbanas, y también las organizaciones sociales correspondientes, continúen como medios intocables en la lucha salvaje del crecimiento económico que, con su aplicación compulsiva e indiscriminada en los asentamientos metropolitanos y los enclaves industriales, acaben con cualquier posibilidad de desarrollo sustentable.
Conclusión
Incuestionablemente, la Dra. Josefina Mena Abraham destaca a plenitud como científico y profesional cuando enfatiza la necesidad de un aprendizaje político, social y cultural que garantice una certificación continua de los impactos múltiples del modelo económico, que respalde la evolución de los sistemas industriales y urbanos de manera que sea adaptable a las necesidades mayoritarias y no una amenza para la viabilidad patrimonial. De esta manera, advierte además que, sin renunciar por completo a la intervención tecnocientífica, se favorecería una civilización humanizada en la que coexistan dominios tecnocientíficos junto a dominios sociotécnicos de otro tipo, de modo que así podrían preservarse no solo el patrimonio natural y cultural ante las amenazas antropogénicas y los fenómenos extremos, sino también la diversidad cultural y las formas ancestrales de vida social que posibiliten el desarrollo sustentable. ¡Enhorabuena, doctora Josefina Mena Abraham!