Alfredo García
La creciente polarización política de EU sugiere que la “acción” ultraderechista del presidente Donald Trump y la “reacción” socialista del senador Bernie Sanders marcarán la campaña presidencial de EU en 2020.
Según la tercera Ley de Newton: “Si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), éste reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción)”. Este principio no sólo es válido en Física sino también en política y tiene su reflejo en la lucha de clases. Isaac Newton fue un físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés del siglo XVII.
El pasado sábado el senador independiente Bernie Sanders inició su campaña para las primarias del Partido Demócrata ante una multitud de seguidores en el Brooklyn College de Nueva York, haciendo un llamado a “transformar” el país: “La campaña no sólo va a ganar las primarias, no sólo va a ganar a (el presidente) Donald Trump, que es la persona más peligrosa en la historia moderna de Estados Unidos. Con la ayuda de ustedes vamos a transformar el país y crear una economía y un Gobierno para todos, no sólo para el 1 por ciento”, prometió el veterano congresista.
Sanders, de 77 años, fue precandidato en las elecciones primarias del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales del 2016, compitiendo hasta último momento con Hillary Clinton, quien finalmente resultó candidata a la presidencia. El senador independiente alcanzó notoriedad por su combativo mensaje socialista y el apoyo recibido por la juventud. Con una larga trayectoria como activista social, Sanders fue elegido en 1981 alcalde de Burlington, la ciudad más grande del Estado de Vermont, y reelegido en 3 ocasiones. En 1990 triunfó como legislador en la Cámara de Representantes, ejerciendo el cargo durante 16 años hasta ser elegido senador desde 2006 hasta la fecha, donde lidera la oposición en el Comité del Presupuesto del Senado. Sanders se define como un “socialista democrático”, admirador del modelo de gobierno de los países nórdicos.
Con la promesa de instaurar “un gobierno basado en la justicia económica, social, racial y ambiental”, Sanders convocó a sus seguidores a un cambio radical: “Los principios subyacentes de nuestro gobierno no serán la avaricia, el odio y las mentiras. No será el racismo, el sexismo, la xenofobia, homofobia e intolerancia religiosa. Eso se va a acabar. Los principios de nuestro gobierno serán basados en la justicia: la justicia económica, la justicia social, la justicia racial y la justicia ambiental… una campaña que le dirá a los intereses especiales poderosos que controlan tanto de nuestra vida económica y política, que ya no toleraremos la avaricia del Estados Unidos empresarial y la clase multimillonaria, avaricia que ha resultado en que este país tenga más desigualdad en ingreso y riqueza que cualquier otro país en la Tierra”, aseguró el curtido senador. “No”, prosiguió Sanders, “ya no nos quedaremos quietos y permitir que tres personas en este país sean dueños de más riqueza que la mitad más baja de Estados Unidos, mientras al mismo tiempo más de 20 por ciento de nuestros niños viven en la pobreza, veteranos duermen en las calles y los de la tercera edad no pueden pagar sus medicamentos… Hoy, luchamos por una revolución política”, proclamó entre ovaciones el senador independiente.
El impacto político de la campaña anterior de Sanders es el centro del debate interno en las bases del Partido Demócrata, donde varios de los precandidatos a las primarias demócratas han incorporado algunas de sus propuestas, dando un giro progresista a la orientación del partido frente al extremismo de derecha republicano, tendencia que según algunos especialistas, determinarán la próxima campaña presidencial.