
Un brazalete de oro perteneciente a la dinastía XXI, con más de tres mil años de antigüedad, desapareció del laboratorio de restauración del Museo Egipcio en El Cairo.
La pieza, incrustada con una cuenta de lapislázuli, formaba parte de las joyas atribuidas al faraón Amenemope, quien gobernó entre los años 993 y 984 a.C.
De acuerdo con el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, la ausencia del artefacto fue detectada hace tres días durante un inventario rutinario. El caso ya fue turnado a las autoridades policiales y a la Fiscalía para iniciar una investigación formal.
Investigación en curso y medidas de seguridad
El ministerio informó que se conformó un comité especializado para revisar y contabilizar todas las piezas del laboratorio de restauración.
Además, se distribuyó una fotografía del brazalete desaparecido en aeropuertos, puertos y puntos fronterizos, con el fin de evitar que sea trasladado fuera del país.
Aunque no se revelaron detalles específicos sobre el lugar donde se encontraba la pieza, se aclaró que el anuncio oficial se retrasó intencionalmente para no entorpecer las indagatorias.

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Posible vínculo con una exposición en Italia
Medios locales han señalado que el brazalete pudo extraviarse mientras especialistas preparaban el embalaje de decenas de piezas que serían enviadas a Italia.
Dichos objetos formarán parte de la exposición “Tesoros de los Faraones”, programada en Roma entre el 24 de octubre de 2025 y el 3 de mayo de 2026, con un total de 130 artefactos representativos de distintas épocas del Antiguo Egipto.
Contexto histórico y diplomático
La desaparición ocurre en un momento clave, ya que Egipto se prepara para la apertura total del Gran Museo Egipcio (GEM) el próximo 1 de noviembre, con más de 57 mil piezas en exhibición.
En las últimas décadas, las autoridades egipcias han enfrentado múltiples disputas internacionales para recuperar piezas faraónicas saqueadas o vendidas de manera ilegal, muchas de las cuales se encuentran actualmente en museos y colecciones privadas en el extranjero.
Este nuevo caso refuerza la preocupación sobre la seguridad del patrimonio arqueológico en Egipto y su preservación ante el tráfico ilícito de antigüedades.
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