Un ataque armado registrado la noche del 31 de octubre en la localidad de La Ruana, municipio de Buenavista, Michoacán, dejó sin vida a Alejandro Torres Mora, sobrino del fallecido exlíder de las autodefensas Hipólito Mora, y a su esposa.
De acuerdo con autoridades locales, el atentado habría sido perpetrado por integrantes del grupo criminal “Los Viagras”, organización dedicada al sicariato, extorsión y tráfico de drogas en la región.
El ataque en La Ruana
Según el jefe de tenencia de Felipe Carrillo Puerto, Guadalupe Mora, los agresores ingresaron al domicilio de Torres Mora y abrieron fuego contra los ocupantes, causando la muerte de tres personas. “El ataque fue directo; si tenían problemas con él, no debieron dañar a su familia”, declaró el funcionario y familiar del occiso ante medios locales.
Las primeras versiones apuntan a un ajuste de cuentas entre Torres Mora y “Los Viagras” derivado de conflictos relacionados con la distribución de drogas y disputas territoriales. Guadalupe Mora reconoció que su sobrino mantenía vínculos con este grupo, aunque lamentó la violencia con la que actuaron los agresores.
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Violencia en Michoacán: otro golpe a la familia Mora
El homicidio ocurre apenas tres días después de una reunión entre el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y productores de limón, quienes abordaron la creciente violencia en el estado tras el asesinato del líder limonero Bernardo Bravo.
La familia Mora ha sido una de las más afectadas por la violencia criminal en Michoacán. Desde 2013, Hipólito Mora encabezó el movimiento de autodefensas contra el cártel de Los Caballeros Templarios, defendiendo comunidades de Buenavista, Tepalcatepec y Apatzingán.
Con el asesinato de Alejandro, ya son tres miembros de la familia Mora los que han sido asesinados, incluyendo al propio Hipólito Mora, quien fue ejecutado en junio de 2023 en un ataque armado.
Crisis de seguridad en el estado
El crimen reaviva las alertas en torno a la violencia persistente en Michoacán, donde organizaciones criminales continúan enfrentándose por el control de rutas del narcotráfico, extorsión y producción agrícola.
Las autoridades estatales y federales mantienen operativos en la región, aunque la población exige una estrategia que frene los ataques directos y garantice la seguridad en comunidades rurales como La Ruana.
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