Por Yolanda Gutiérrez
Todo parece indicar que terminará el año sin el menor avance en la reestructuración del transporte urbano, cada día más desastroso. Existe una saturación de unidades en la mayor parte de las rutas, provocada en gran parte por la incorporación de las más de mil unidades tipo urvan de TTE, que contribuyen a un mayor desorden.
Tal parece que a la misma autoridad municipal no le interesa en lo mínimo que las concesionarias de transporte y las empresas toleradas ofrezcan un buen servicio a la comunidad, y la prueba está en que permiten a los transportistas todo tipo de excesos, aunque perjudiquen a los pasajeros, como retacar las unidades hasta extremos casi imposibles o permanecer por interminables minutos en los paraderos, sin importar que los usuarios tengan prisa por llegar a su destino.
Por lo pronto, mientras que en la Zona Hotelera se implementan operativos aleatorios a bordo de los camiones para detectar consumo de alcohol entre los pasajeros, en la ciudad no sucede lo mismo y los camiones se transforman en cantinas ambulantes, en especial a la hora de salida de los trabajadores que, muy quitados de la pena, compran su canastilla para ingerir las cervezas durante el trayecto a sus hogares…y para colmo, son incapaces de levantar su basura, cosa que tampoco están dispuestos a hacer los choferes, que prefieren que su unidad presente un aspecto lamentable antes que mancharse las manos recogiendo lo que otros ensuciaron.
Es un hecho que en Cancún impera un caos total con las cuatro concesionarias de transporte urbano, que son incapaces de ofrecer un servicio digno de un destino de primera como es el nuestro; aunado a las combis toleradas que circulan sobre las avenidas López Portillo, Andrés Quintana Roo y Nichupté se suman otros muchos camiones de Autocar, Turicun, Bonfil y Maya Caribe que cometen todo tipo de excesos, pese a lo cual ni un solo elemento de Tránsito se atreve a marcarles el alto sea cual sea la situación… salvo que se vean implicados en un accidente.
La gota que colmó el vaso fue la entrada a la Zona Hotelera de más de 50 nuevos camiones de SEA, empresa conformada por las tres concesionarias que proporcionan el servicio en el área turística, esto es, Autocar, Turicun y Maya Caribe, pese a no contar con la anuencia del ayuntamiento, que tampoco ha hecho nada para impedirlo, mucho menos dar marcha atrás a unas concesiones que fueron ampliadas “al vapor” por la anterior administración municipal pese a que, claramente, ninguna de las empresas ha cumplido con los términos de dicha concesión.
El famoso proyecto de reestructuración parece haber quedado solamente plasmado en la mente de algún que otro funcionario, sin que se haya tomado ni una sola acción que permita hacer más eficiente el uso del transporte urbano.
Tanto las concesionarias como las toleradas se manejan sin control alguno, recortan rutas o las modifican a su conveniencia y muchos de los choferes proporcionan un pésimo servicio, hasta el punto de que en ocasiones tal parece como si estuvieran haciendo un favor a los usuarios cuando se dignan levantarlos.
Dos quejas bastante comunes entre los cancunenses obedecen a que los operadores del volante no se despegan de su teléfono celular y suelen echar carreritas entre ellos, lo que propicia que, además de arriesgar la integridad física de los pasajeros en ocasiones ni una ni otra unidad se detenga para que ascienda el pasaje, especialmente cuando solo una persona está a la espera de la llegada de su camión.