En esta ciudad, el Hanal Pixán y el Día de Muertos se viven con un profundo sentido de identidad, unión familiar, nostalgia, sabor, música y tradición.
Entre mil y 2 mil personas por día se espera que visiten el panteón “Los Olivos”, durante estas festividades del Día de Muertos, informó Jessica Cuxín Céspedes, administradora de Panteones del municipio Benito Juárez.
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Dijo que en “Los Olivos” hay unas 2 mil bóvedas, de las cuales, el 80 por ciento se encuentran en buen estado y son visitadas frecuentemente, mientras que el 20 por ciento restante, equivalente a unas 300 o 400 tumbas, permanecen en el abandono.
El camposanto permaneció abierto las 24 horas de ayer y hoy también, para facilitar la llegada de las familias.
Las actividades en el cementerio “Los Olivos” iniciaron la medianoche del viernes, con la apertura oficial y continuarán durante todo el fin de semana con misas en tres horarios: mañana, tarde y noche.
Cada jornada concluirá con presentaciones de mariachi que cerrarán alrededor de la medianoche, ofreciendo un ambiente familiar y respetuoso.
Estas festividades, que mezclan las raíces mayas con las tradiciones católicas, reúnen cada año a miles de familias que preparan altares, cocinan platillos típicos y visitan los panteones para recordar a sus seres queridos con música, flores y comida.
Habitantes de distintas colonias coincidieron en que lo más importante es preservar el sincretismo cultural que caracteriza a Quintana Roo.
“Aquí convivimos con las dos tradiciones: el Hanal Pixán de nuestros abuelos mayas y el Día de Muertos mexicano”, dijeron los ciudadanos.
“Ambos representan respeto y amor por quienes ya no están”, comentó María López, vecina de la Región 94, mientras colocaba velas y fotografías en el altar familiar.
Estos días las calles y mercados se llenan de aromas y colores: el mucbipollo o “tamal grande”, cocido bajo tierra y envuelto en hojas de plátano sigue siendo el platillo más representativo de estas fechas.
Sin faltar la deliciosa cochinita pibil, el relleno negro, los tamales estilo yucateco, veracruzano, norteño, chilango, incluso colombiano y cubano, como se pudo ver a familias de dichos países que han escogido a Cancún como su lugar de residencia.
También destacan los panes de muerto, los dulces de yuca y coco, así como las bebidas tradicionales que acompañan la ofrenda, reflejo de la diversidad cultural del Caribe Mexicano.
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En los panteones la celebración adquiere un tono más íntimo. Familias enteras acuden con flores, música y comida para compartir con sus difuntos.
Se espera la llegada de miles de visitantes diarios durante el 1 y 2 de noviembre, en los cementerios de la ciudad.
Algunos contrataron mariachis, tríos, solistas, trovadores, intérpretes de música ranchera, norteña y de otros géneros, incluso, una marimba, se pudo ver por el camposanto.
Algunos más llevan bocinas o guitarras para entonar las canciones favoritas de quienes descansan allí.
Entre las decenas de personas que ofertan todo tipo de productos, desde comida, antojitos, ensaladas de frutas, verduras, papas y salchichas fritas, las tradicionales marquesitas, garnachas, empanadas, kibies, varios tipos de bebidas, incluso con alcohol, también hay dos puestos de artistas que pintan al óleo.