La histórica iglesia de San Mateo con más de tres siglos de antigüedad, ubicada en la comisaría de Mopilá, se derrumbó de manera parcial tras un saqueo de las piedras que daban soporte a las paredes y a los arcos de acceso a la nave, además del evidente deterioro de la construcción, denunció el historiador y documentador gráfico Leobardo Cox Tec.
El lamentable suceso fue reportado ayer por la tarde, generando un profundo sentimiento de pérdida que trasciende las creencias religiosas, al afectar un monumento que es parte esencial del patrimonio y la memoria colectiva de la región, ya que en el sitio cada año decenas de familias se reunían para venerar a la Virgen de la Asunción.
Con respecto a esto, el historiador Leobardo Cox Tec compartió que se habrían robado muchas de las piedras rectangulares que daban soporte a las paredes y desprendieron otras de los arcos de acceso a la nave, situación de la que se dio cuenta al contar con un registro fotográfico del antes y el después de la edificación.
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“Conozco Mopilá como la palma de mi mano, desde los 13 años he tomado fotografías de sus cambios, estoy convencido de que se trata de un robo”, aseguró.
El experto también levantó una severa crítica sobre un factor que pudo haber facilitado el reciente saqueo: las visitas no reguladas de creadores de contenido digital.
“Siempre me ha preocupado el hecho de que Mopilá y otros lugares de la comunidad fueran visitados por creadores de contenido sin ningún tipo de supervisión”, señaló.
Haciendo un llamado a la revisión hemerográfica y digital, indicó que en el último mes se registraron al menos tres visitas de Youtubers, artículos de páginas de Facebook y de un periódico. Si bien esto puede sentirse como una forma de dar visibilidad, el historiador argumentó que estas visitas ayudaron de uno u otro modo a dar espacio para el saqueo que ya se ha documentado a través de las fotografías tomadas.
Asimismo, resaltó que la pérdida del templo de Mopilá es resultado de un cúmulo de factores, donde el descuido también jugó un papel preponderante.
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Como parte de su compromiso, el historiador documentó durante años el avance del deterioro. Registró fotográficamente tres elementos clave que atestiguan la desatención: (1) El crecimiento constante de una grieta en la sección que finalmente colapsó, inclinando la fachada; (2) la pérdida acelerada de elementos del retablo entre 2008 y 2009, coincidiendo con una pintura y desmontaje parcial; y (3) la progresiva deformación de los accesos de la escalinata, que fueron perdiendo su forma rectangular original.
Para el historiador, el patrimonio no se trata sólo de conservar piedras antiguas, sino de mantener viva la memoria de la comunidad.
“Siento tristeza por todas aquellas personas que se han quedado sin un lugar de devoción, lo que importa es reconocer la gran pérdida que representa para todos y todas”, expresó, reconociendo el inmenso valor simbólico del lugar para la fe de su pueblo.
Finalmente, la comunidad pide que el INAH realice las investigaciones correspondientes. Además, se ha solicitado a quien tenga información sobre el paradero de las piezas robadas que denuncie y no sea cómplice de este daño.