
Los cocodrilos siguen causando asombro y temor entre pobladores del puerto de Progreso, básicamente en la zona conocida como la Dragita, ubicada sobre la calle 41, debido a su constante salida de la zona de humedales, lo que los lleva a deambular en las orillas de ese lugar en donde son observados de manera frecuente por los vecinos.
Se presume que tales avistamientos se deben al deterioro de las zonas de manglares en Progreso. Los reptiles buscan otros puntos para desplazarse, y es por ello que se hacen más visibles en el área urbana, pero el punto donde se dan reportes más frecuentes es en la Draguita, en donde se especula que existen al menos tres ejemplares de gran tamaño, entre ellos uno bautizado por los vecinos como Juancho, y que figura como el espécimen más grande.
Los avistamientos, de acuerdo con lo que comentó el vecino Ángel Gamboa, se dan principalmente durante las tardes en la calle 41 por 68. Los animales salen a la orilla, pero se mantienen dentro de los límites de los humedales. Sin embargo, en horas de la madrugada se ha observado a los cocodrilos deambulando por las vías cercanas, en al menos tres ocasiones.
Otro vecino del rumbo identificado como Juan José Mendoza señaló que, desgraciadamente, estos animales se ven en la necesidad de salir con más frecuencia debido a que se están quedando sin hogar, como consecuencia de las construcciones humanas, la destrucción de su hábitat y la contaminación que se presenta en las zonas de manglares.
Claro ejemplo de lo anterior es la suciedad presente en la zona de la Draguita, lo que ha causado graves problemas de contaminación, matando plantas y animales en ciertos puntos, lo cual ha ido disminuyendo la población de todo el ecosistema.
Hay que recordar que hace unos años la Secretaría de Desarrollo Sustentable y la extinta Policía Ecológica de Progreso llevaron a cabo la reubicación de Juancho hacia la denominada Zona Cero, sin embargo en recientes fechas el avistamiento del animal confirma su retorno a este espacio que durante décadas ha sido su hogar.
De acuerdo con pobladores, los más de 10 kilómetros que comprende el área habitada de Progreso, Chicxulub y Chelem, en lo que respecta al área de ciénega, han sufrido cerca de un 50 por ciento de daño en su vegetación silvestre en la última década.