
Historias sobre la existencia de los uayes aún se narran en la localidad. Se dice que en este poblado varias personas vieron a estos seres y aseguran que hasta la fecha algunos han tenido la mala suerte de presenciarlos a altas horas de la noche.
Los antiguos habitantes mencionan que estos entes, años atrás, previo a la llegada del suministro de la energía eléctrica, aparecían causando temor en el poblado. Se dice que existieron personas que poseían poderes para convertirse en seres sobrenaturales con la finalidad de molestar a la gente o realizar alguna maldad.
Afirman que por años un hombre que vivía casi en el monte se transformaba en chivo o en perro para salir y molestar a quienes se encontraban caminando por las calles. “Existieron esos hechiceros que se convertían en animales, se dice que hubo varios aquí en el pueblo hace años que se volvían perros o chivos. Es lo que se cuenta”.

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Asimismo, aseguran que varias fueron las personas que tuvieron la mala suerte de ver a estos seres espeluznantes. Señalan que los canes solían perseguirlos. Los valientes son los que salían con escopeta en mano para acabar con ellos, y se menciona que aplicar agua bendita mata al mal. “Ellos se convertían dando siete vueltas de frente y siete detrás, se quitaban la cabeza y la dejaban asentada. Sólo una bala bendecida podía acabar con ellos, mucha gente llegó a ver y escuchar su presencia”, dijo.
Se cree que aún hay gente que practica la magia negra; las personas que andan solas en la noche son quienes tienen la mala suerte de ver a estas criaturas que algunos asocian con el mal aire de la medianoche. En la actualidad, aún se asegura su existencia: “Algunas personas dicen que ven cosas en la oscuridad, seres sobrenaturales. Los uayes aún existen, a pesar de que la gente diga que no cree en ellos”, aseguran los pobladores.