
Con las jimbas ya montadas en proa y popa, y los alijos asegurados, más de 14 mil embarcaciones yucatecas estaban listas para lanzarse al mar este 1 de agosto, pero en vez de esperanza, en los muelles se respiró tensión, pues la temporada de pulpo, la más importante del año para la economía pesquera, arrancó envuelta en incertidumbre, golpeada desde el primer día por la escasez de hielo en el litoral Oriente y de carnada en Progreso y Chabihau, Yobaín.
Cangrejos, jaibas y demás crustáceos vivos escasean en los centros de acopio. El hielo, indispensable para conservar el producto, se vende a precios que duplican su valor habitual. El resultado: muchos pescadores no podrán zarpar, y otros lo harán de forma escalonada, arriesgando todo por no quedarse atrás.
El arranque de temporada, que usualmente representa un respiro económico para cientos de comunidades costeras, hoy genera más preocupación que alivio. La combinación de altos costos, falta de insumos y una captura incierta amenaza con convertir este ciclo en uno de los más complicados.
En el litoral Oriente, por ejemplo, se reportó escasez de hielo para abastecer a las embarcaciones durante la temporada de captura del pulpo. “El producto debe ser traído desde el municipio de Tizimín y desde Mérida para poder nevar el molusco y conservarlo”, reveló el pescador Julián Cimé, quien explicó que, ante la falta de fábricas de hielo en San Felipe y Las Coloradas, esta situación se vuelve un obstáculo constante cada año.
Como medida preventiva, algunas cooperativas han implementado estrategias para que las embarcaciones permanezcan en altamar entre 15 y 25 días, realizando retornos escalonados a los puertos para reabastecerse del hielo necesario para conservar su captura.
Este problema afecta principalmente a los puertos de Río Lagartos, San Felipe, Las Coloradas y El Cuyo, donde los hombres de mar tienen que recurrir a compras en Tizimín. Una marqueta de 150 kilos cuesta aproximadamente 360 pesos, pero durante el traslado hacia la costa una parte del hielo se derrite, lo que genera pérdidas considerables.
Los pescadores, tanto independientes como agrupados en cooperativas, dependen de fábricas ubicadas en Tizimín y en Mérida. Sin embargo, durante el arranque de la temporada, la demanda se disparó, provocando desabasto. Un solo barco está necesitando hasta 100 marquetas para mantener nevadas entre ocho y 10 toneladas de pulpo durante 22 días en el mar.
En el caso de la flota menor, se utilizan generalmente dos bloques de hielo molido para conservar la pesca del día. No obstante, al avanzar la temporada, la escasez se agudiza, por lo que muchas embarcaciones deben esperar el vehículo que transporta el producto para llenar sus enveras y salir de nuevo al mar.
Aunque entre Río Lagartos y San Felipe existe una hielera, esta depende también del suministro proveniente de Mérida. En El Cuyo hay una fábrica, pero su operación resulta incosteable en esta temporada.
Por otro lado, en Progreso y Chabihau, Yobaín, las cooperativas pesqueras y hombres de mar han comenzado la carrera por encontrar distribuidores de las carnadas que se utilizan para atraer y capturar al molusco con las armas artesanales; sin embargo, según externó el empresario José Luis Carrillo Galaz, esta tarea resulta difícil debido a la escasez que se vive de estos cebos (cangrejos, jaibas, y demás crustáceos vivos), lo que ha generado un valor elevado de los mismos, y que, por lo tanto, encarece la salida de las embarcaciones y lanchas.

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Por otro lado, la abundante cantidad de sardina, especie utilizada para la captura de mero, ha causado una sobreacumulación de la misma en bodegas pesqueras, a unos días de que la escama pase a segundo término y la carnada tenga la posibilidad de arruinarse debido a no poder ser utilizada para su fin.
Esto ha provocado la disminución de su valor, más del 70 por ciento en relación con el inicio de la temporada hace algunos meses.
Esta situación, según comentó Rigel Rodríguez, pescador de Progreso, se une a la incertidumbre respecto al valor que tendrá el kilogramo de pulpo en la apertura de la temporada, lo cual determinará si vale la pena hacerse a la mar en su búsqueda o continuar aprovechando el recurso de la escama, la cual a pesar de presentar cierta escasez, aún resulta favorable para el sector al proporcionar las ganancias necesarias para subsistir.
El pulpo maya (Octopus maya), endémico de la península, sigue siendo uno de los principales sustentos de las comunidades costeras. Esta especie se captura mediante técnicas artesanales como el gareteo, donde es atraído con carnada y extraído cuidadosamente por el pescador.
Según datos de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), Yucatán aporta más del 60 por ciento del volumen nacional, siendo el principal estado productor del país, por lo que esta temporada, que se desarrolla del 1 de agosto hasta mediados de diciembre, no sólo es ansiada por los hombres de mar, sino que también los tiene en incertidumbre debido a los problemas que han surgido ante la escasez del hielo y la carnada.