En esta temporada de posadas, cenas tardías y mesas rebosantes, la nutrióloga Elvia Margarita Delgado, profesora de la Escuela de Nutrición de la Universidad Modelo, lanzó un mensaje que buscó aterrizar a su audiencia: la alimentación sí cambia durante diciembre, pero el problema real no es el menú, sino el descontrol.
La especialista ofreció una ponencia centrada en herramientas prácticas para navegar las fiestas sin culpa, sin restricciones extremas y sin caer en hábitos que terminan afectando la salud.
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Desde el inicio, Delgado puso sobre la mesa una inquietud común: “¿Cómo voy a comer en estas fechas?, ¿Cómo cuido mi salud sin dejar de disfrutar?” A partir de esa pregunta, desmenuzó un escenario que, aunque todos conocen, pocas veces se analiza: más reuniones, más postres, más refrescos, horarios irregulares, menos agua y una mayor exposición a alimentos ultraprocesados.
Explicó que, dentro del caos social típico de diciembre, también hay consecuencias fisiológicas muy claras: distensión abdominal, estreñimiento, disminución del consumo de frutas y verduras, mayor ingesta de botanas y refrescos, descontrol glucémico en personas con diabetes e incluso cambios en los patrones de sueño y actividad física.
Todo esto no se presenta por mala voluntad, dijo, sino porque las rutinas habituales quedan desplazadas: “Somos seres sociales, no robots. Pero eso no significa que tengamos que tirar por la borda todo lo que hemos construido a lo largo del año”.
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Insistió en que la clave no está en prohibirse alimentos, ni en saltarse comidas para “compensar”. Propuso, en cambio, una estrategia tan simple como subestimada: prepararse. Igual que se saca un suéter cuando viene un frente frío, se debe revisar la agenda y anticipar qué reuniones habrá, qué tipo de comida se servirá y cómo ajustar el día para mantener equilibrio.
Recordó que la “dieta correcta” no es un régimen rígido, sino una alimentación que respeta la cultura, las tradiciones y los momentos sociales. “No tiene sentido seguir el plan restrictivo del vecino si eso te impide disfrutar una posada o una reunión familiar. La salud también es mental y social”.
Al abordar los clásicos platillos navideños, la nutrióloga llamó a evitar la abundancia por inercia. Explicó que las mesas decembrinas suelen reunir varios tipos de pastas, panes y complementos ricos en hidratos de carbono.