Todos los días se libra una batalla silenciosa contra el hambre, el desperdicio y la indiferencia. No hay reflectores ni discursos grandilocuentes, pero sí mesas bien puestas, platos cuidados y un trato que mira a los ojos.
Ahí, donde para muchos comienza –o termina– la única comida del día, el Refettorio Mérida ha hecho de la dignidad una acción cotidiana. El menú suele incluir tres tiempos: entrada, plato fuerte y postre.
El proyecto, que cumple cinco años, nació en uno de los momentos más duros de la historia reciente: la pandemia, así lo recuerda Claudia Bolio, coordinadora del Refettorio Mérida de Fundación Palace, quien explica que esta iniciativa es parte de una red internacional creada por el chef italiano Massimo Bottura, considerado uno de los mejores del mundo.
Desde Italia, la idea se replicó en ciudades como París, Nueva York, Chicago, Brasil y varias más. En México, Fundación Palace hizo posible aterrizar el modelo, convirtiendo a Mérida en uno de los tres que operan en el país.
“Empezamos en noviembre de 2020 repartiendo comida en la calle, atendiendo a personas en situación de calle y a familias en condiciones muy complejas”, relató Bolio. En ese entonces, apenas lograban servir unas 30 porciones al día. Hoy, la cifra ha crecido de manera significativa: entre 250 y 300 platos diarios, alrededor de 100 se sirven en el espacio, y el resto para llevar.
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Ubicado en la calle 60 entre 69 y 71, el Refettorio Mérida atiende principalmente a personas en situación de calle. El modelo mexicano incorporó servicios adicionales: antes de sentarse a la mesa, quienes lo deseen pueden acceder a baños y zonas de higiene personal. Hay quienes llegan primero a bañarse y luego pasan a comer; otros deciden no hacerlo y aun así son bienvenidos. La prioridad es: respetar a la persona y acompañarla, no imponerle un proceso.
Voluntarios
Diariamente se necesitan al menos 15 voluntarios para que todo salga adelante. El equipo operativo fijo es reducido: cuatro personas que coordinan cocina, servicio y administración. El resto, meseros, anfitriones, lavalozas, son personas que donan su tiempo.
El voluntariado inicia al mediodía y concluye alrededor de las dos o dos y media de la tarde. A cambio, reciben la comida del día y, sobre todo, la experiencia de servir.
Quienes deseen sumarse pueden hacerlo enviando un mensaje al número 99 89 81 31 80 32, donde se agenda la participación. La organización busca mantener una planeación anticipada para garantizar el servicio diario.
El comedor abre de lunes a viernes, con servicio de una a dos y media de la tarde. No obstante, las instalaciones permanecen abiertas de ocho de la mañana a seis de la tarde. En fechas especiales, como el 24 y 31 de diciembre, se organizan convivios matutinos para los comensales frecuentes, quienes tienen prioridad de acceso.
Al final, el Refettorio Mérida no sólo sirve comida, también conciencia, invitando a pensar qué comemos, de dónde viene lo que llega a nuestro plato y cuánto valor tiene una tortilla, un pan o un alimento que suele darse por hecho.
En cada servicio se recuerda una verdad simple, pero poderosa: comer bien no debería ser un privilegio, sino un derecho; y la dignidad, una práctica diaria.
