Patricia Rodríguez Reyes no es una campechana común; es una profesionista, psicóloga de formación y ferviente seguidora de Mafalda, al punto de transformar su admiración por la famosa niña argentina de seis años en una verdadera pasión que se refleja en cada espacio de su hogar. Su dedicación la ha convertido en una de las coleccionistas más reconocidas de la capital campechana del personaje creado por Quino.
Su pasión no se limita a coleccionar objetos, sino que se ha convertido en una forma de vida y un proyecto que hoy busca alcanzar un récord Guinness World. Esto se refleja en el “Mural de Paz”, de 26 metros de largo por 8 de alto, ubicado en la colonia Alta Vista, visible incluso desde la Avenida Colosio con Central y marcado en Google Maps.
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La historia de Patricia con Mafalda comenzó hace casi 40 años, cuando compró su primera historieta en el Mercado Pedro Sainz de Baranda. Desde entonces, su afición creció hasta convertirse en una colección de más de 600 piezas, entre ellas corcholatas, figuras y ediciones limitadas, algunas traídas desde Argentina, como réplicas de la famosa estatua de Mafalda en San Telmo, Buenos Aires.
Para Patricia, Mafalda no solo es un personaje entrañable, sino una figura crítica de los sistemas políticos y sociales, un legado cultural que trasciende generaciones. Su amor por la niña de seis años se refleja en su hogar, trabajo y visión de la vida.