
Al borde de la extinción la flota camaronera en Ciudad del Carmen, y es que a unos días del arranque oficial de la temporada de captura 2025, únicamente dos embarcaciones podrán zarpar para traer crustáceo, así lo reveló Adolfo Hernández Maldonado, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas de Pescadores de Altura, al reconocer que de ser una época dorada en materia de economía para el municipio, en la actualidad prácticamente ha sido extinguida por la industria petrolera y aunque parezca extraño, esta última también ha dejado de ser la fuente principal de ingresos económicos.
Aunque existe incertidumbre respecto al término de la veda del camarón, el entrevistado señaló que existe la probabilidad de que entre el 15 y el 20 de septiembre puedan zarpar, sin embargo, a diferencia de lo que podían ver hace varias décadas, en esta ocasión solamente las embarcaciones Gilda III y Careyes son las que se alistan para hacer viajes al norte del Golfo de México.

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Actualmente, en la flota camaronera de la isla solo quedan dos barcos activos, frente a los tres del año pasado, ya que una de las embarcaciones, la Felipe Alonso de Andrade, salió de circulación, lo que sin duda llena de tristeza y de añoranza aquellos tiempos en donde la población económicamente activa trabajaba de “embarcado”.
Durante la temporada pasada, las embarcaciones reportaron capturas promedio de ocho a nueve toneladas por viaje, con resultados relativamente positivos, aunque no comparables con los de décadas anteriores; algunos pudieron ir más de dos veces durante el tiempo que tienen la autorización de la captura del camarón blanco. Hernández Maldonado agregó que, en la capital, son más barcos los que aún están en activo.
Para este 2025, los pescadores de altura lamentan que no existen apoyos federales y que los estatales siguen siendo limitados, especialmente en lo referente al subsidio para diésel, lo cual incrementa los costos de operación y deja a varias embarcaciones sin posibilidad de zarpar, pues está comprobado que sí hay camarón, pero es un riesgo poder salir y tal vez no traer lo suficiente para recuperar la inversión.
“Los únicos dos barcos que podrán zarpar este año están en los preparativos que incluyen la revisión de los excluidores de tortuga, requisito obligatorio para poder salir a faena; cada año deben obtener el certificado que garantiza la operación bajo las normas ambientales internacionales”, dijo.
UNA ACTIVIDAD EN RIESGO
Para el líder de los casi extintos camaroneros, la actividad se encuentra en declive, debido a la falta de programas de apoyo, la reducción de la flota y los costos de operación. Sin embargo, mantienen la esperanza de que con organización y mejores condiciones pueda recuperarse en los próximos años. “Sabíamos que esto iba a pasar, que se iba a ir acabando, pero aún se podría retomar otra vez con barcos y todo, aunque ya es más difícil”.