Síguenos

Última hora

Mujer sufre crisis epiléptica en oficinas de Inclusión en Campeche; es trasladada al hospital

Cultura

El color de la amargura es el del corazón

Por Ivi May Dzib

Ficciones de un escribidor

V

1: ¿Te acuerdas que me quise escapar para vivir una fantasía y que mamá me detuvo a golpes?

2: Nunca había sentido tanto miedo. La casa era otra.

1: Me extraña que no notaras que me habían violado. Ahora somos tan iguales. En esos días supe que mirabas un poco qué era lo que pasaba en la casa. Pero hubo algo que hizo que ya no quisieras mirar más, ¿qué fue?

2: No sé qué quieres decir.

1: Tu casa no es segura.

2: ¿Por qué lo dices?

1: ¿Notas algo extraño en mí?

2: Eres la misma que ayer.

1: Mientes, lo dices por decir.

2: No es cierto ¿Hay un algo? ¿Qué es?

1: Hoy vino Ernesto, tenía la camisa planchada y en buen plan me dijo que continuáramos.

2: Eso te debió de causar cierto alivio. Está intentando reparar las cosas.

1: ¿No me estás escuchando? Me causó temor, no alivio, a cualquiera le daría miedo.

2: Te está pidiendo una segunda oportunidad.

1: Me viene a decir muy tranquilo que todo cambiará y será diferente, es fácil olvidar todos los golpes que le das a alguien, sobre todo cuando ese alguien ya pasa a ser algo, si no es que siempre lo fue.

2: ¿Le dijiste que sí?

1: Voy a dejar de hablar si sigues con tus preguntas estúpidas.

2: Está bien, dejaré de preguntar, dime, ¿qué pasó? ¿Por qué te pones así? ¿estás bien? Oye, yo estoy aquí contigo, no te pongas así, relájate, cálmate, no voy a volver a preguntar nada, solo dime, por favor, ¿qué pasó?

1: Le dije que no y ¿sabes qué hizo?

2: …

1: Me violó, me agarró con una fuerza que no me pude soltar, parecía un loco, te lo dije, nunca debieron de soltar a los monstruos, son así de atroces. Hoy estaba pensando en que esta casa me ayudaría a volver a empezar, pero resulta que esta casa no es segura, resulta ahora que también esta casa estará para mí, siempre llena de malos recuerdos. Tu casa no es segura.

2: Cálmate, tranquila, no llores, cierra los ojos, piensa en algo que no te agobie.

1: Mamá y Ernesto se llevaban tan bien. Seguro que fue ella la que le dijo que podía hacer cualquier cosa y que yo me tenía que aguantar.

2: No puedes pensar así.

1: Mamá conoce dónde nos duele, qué fibras tocar, vive en la intimidad de nosotras y conoce el carácter de sus dos hijas. Sabe cómo arrancarnos la vida y a quién mandar para que lo haga.

2: ¿Por qué hablas de mamá en presente? Conmigo nunca se metió.

1: Por supuesto que sí, solo que no te diste cuenta. Mi vida está arruinada, ahora más que nunca está arruinada, también la tuya lo estará.

2: ¿Qué te traes?

1: ¿Sabes por qué me acerqué a ti? Tú y yo nunca hemos sido cercanas, tampoco quería que lo fuéramos, pero antes de morir mamá me dijo algo. Siempre fui obsesiva, cuando estuvo enferma, en preguntarle cómo me había arruinado la vida, cómo logró que el chico de mi edad me dejara, cómo logró hacer que me casara con Ernesto, y muchas otras cosas, estoy segura de que hubo muchas decisiones que tomé yo y otras donde fui influenciada de manera dolosa. Quería saber diferenciar unas entre otras. Y entonces llegué a una conclusión.

2: ¿Qué pretendes con todo esto?

1: Ya te dije, arruinarte la vida, al final de cuentas sí tomaste partido, voy a mostrarte cómo todo es culpa de mamá.

Continuará.

ivimayd@hotmail.com

Siguiente noticia

La verdad más íntima