Katy Perry vuelve a demostrar su temple escénico tras sufrir una aparente descarga eléctrica durante su presentación en Carolina del Norte, marcando el quinto incidente de su "Lifetimes Tour" en apenas cinco meses de gira. La cantante mantuvo su actuación sin interrupciones, consolidando una reputación de profesionalismo que contrasta con la creciente preocupación de seguidores por los constantes percances.
Durante una secuencia aérea característica de su espectáculo, Perry ascendía suspendida por una estructura equipada con luces LED cuando su cuerpo experimentó un estremecimiento súbito y visible. El momento, inmediatamente capturado por dispositivos de asistentes, se viralizó instantáneamente en redes sociales.
Sorprendentemente, la intérprete de "Roar" mantuvo compostura absoluta, continuando su interpretación mientras flotaba sobre el escenario como si el incidente jamás hubiera ocurrido. Esta reacción ejemplifica el profesionalismo que ha caracterizado su carrera de más de una década.
La acumulación de incidentes ha generado inquietud generalizada entre seguidores, quienes han comenzado a referirse irónicamente al tour como el "Tour de la Última Vez". Este sobrenombre refleja tanto admiración por la resistencia de Perry como preocupación legítima por su seguridad física.
El "Lifetimes Tour" representa un caso de estudio sobre los límites de la ambición artística en la era contemporánea. Perry busca redefinir las expectativas de performance en vivo, pero los costos físicos y técnicos cuestionan la sostenibilidad de esta aproximación.