
El Gobierno de la Ciudad de México defendió su decisión de no intervenir durante los disturbios registrados en el Centro Cultural Universitario (CCU) de la UNAM, ocurridos el domingo 20 de julio durante la segunda marcha contra la gentrificación en la capital.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, expresó su rechazo a los actos de violencia, pero explicó que no se permitió el ingreso de fuerzas de seguridad por respeto a la autonomía universitaria.
“Queremos dejar muy en claro que respetamos la autonomía de la UNAM, y esa autonomía impide, y lo vamos a respetar siempre, que entren fuerzas de seguridad al interior de la universidad”, declaró Brugada.
Aunque la manifestación comenzó de manera pacífica, al llegar a las instalaciones de la UNAM, un grupo de personas encapuchadas rompió cristales del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y saqueó la librería Julio Torri, donde además se quemaron libros.
La UNAM emitió un comunicado condenando los hechos, reiterando su compromiso con la libertad de expresión, pero rechazando la violencia como forma de manifestación.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo también repudió los actos ocurridos en la Máxima Casa de Estudios y señaló que la quema de libros es una práctica propia de regímenes fascistas.
“Puede haber una demanda legítima, pero quemar libros en una institución educativa debe ser condenable totalmente. Los únicos que han quemado libros en la historia son los fascistas”, subrayó la mandataria.
Los hechos reavivan el debate sobre la seguridad en recintos autónomos, así como la tensión entre el derecho a la protesta y los actos vandálicos, en un contexto de creciente inconformidad social por los efectos de la gentrificación en la capital mexicana.
IO