
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, acusó este martes que su Administración enfrenta una de las mayores presiones financieras debido a la deuda histórica de Petróleos Mexicanos (Pemex), contraída en los sexenios de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Durante la presentación del Paquete Económico 2026, Sheinbaum calificó este pasivo como la “maldita deuda corrupta” de Pemex y explicó que los vencimientos previstos para 2025 y 2026 obligan al Gobierno federal a destinar recursos extraordinarios.
“Pemex no puede pagar solo los intereses”: Sheinbaum
La mandataria advirtió que el próximo año la petrolera tendría que desembolsar 250 mil millones de pesos solo en intereses y vencimientos, una cifra que supera varias veces el costo de megaproyectos de infraestructura.
“¿Podemos no pagar? No, no se puede. Son deudas con bancos y fondos internacionales. Si Pemex lo hiciera solo, los intereses serían altísimos por esa maldita deuda corrupta de Calderón y Peña”, enfatizó la presidenta.
Hacienda reconoce fuerte presión en el presupuesto federal
Por su parte, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Édgar Amador Zamora, confirmó que el 46 por ciento de la deuda histórica de Pemex vence en este sexenio, con especial concentración en 2025 y 2026.
“El rescate de Pemex es una de las principales presiones del presupuesto. No podemos evadir esos pagos, porque son obligaciones financieras heredadas de los gobiernos neoliberales”, explicó.
El funcionario agregó que esta carga presupuestal condiciona parte del gasto público, aunque el Gobierno ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica y garantizar programas sociales prioritarios.
Pemex, entre la deuda y el rescate
El Gobierno federal ha insistido en que el apoyo a Pemex es indispensable para evitar un mayor deterioro financiero en la empresa productiva del Estado, considerada estratégica para la soberanía energética de México.
No obstante, la concentración de vencimientos en los próximos dos años representa un desafío fiscal que podría impactar en otros rubros de inversión.
IO