
Mañana se conmemoran 20 años de que “Wilma”, uno de los huracanes más poderosos registrados en el Atlántico, impactara a Quintana Roo; este meteoro fue un parteaguas para la prevención ciclónica por parte de Protección Civil.
“Wilma” dejó graves daños materiales y al menos dos personas fallecidas: un hombre que intentaba asegurar una antena y cayó fulminado por una descarga eléctrica y uno más en el poblado Leona Vicario, que en ese entonces -2005- aún pertenecía a Benito Juárez.

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La experiencia del huracán dejó varias enseñanzas importantes a las autoridades de Protección Civil de Quintana Roo, como la importancia de tener planes de emergencia bien estructurados y actualizados.
Además, se incrementaron los parámetros a más de 72 horas y consolidó la cultura de prevención de huracanes en la región, con un enfoque de conciencia sobre los riesgos asociados con estos fenómenos naturales.

Actos de rapiña
Además de la tragedia, tras el paso del meteoro hubo actos de rapiña, principalmente en Cancún. Pese a que no había escasez agua o alimentos, en un contagio colectivo, cientos de personas salieron a saquear tiendas, centros comerciales, de donde se llevaron de todo, desde comida, hasta refrigeradores, pantallas y aires acondicionados.
Incluso, algunos trabajadores recordaron que en sus empresas les ordenaron mojar equipos obsoletos para cobrar seguros.
Sin embargo, ese meteoro también mostró la fortaleza y solidaridad de las comunidades que enfrentaron la emergencia y trabajaron en la reconstrucción.

Destrozos
En octubre del 2005 el Huracán “Wilma” tocó tierras quintanarroenses como meteoro categoría 4, con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora y destrozó todo lo que tuvo a su paso.
El ojo del meteoro pasó primero sobre Cozumel, antes de tener su primer contacto oficial, cerca de Playa del Carmen.
Algunas partes de la entidad experimentaron la calma en el ojo de “Wilma” por varias horas, con cielos azules, pero los daños serían devastadores para gran parte de la zona norte del estado.
“Wilma” se estacionó casi por 72 horas y provocó que los parámetros de Protección Civil en la entidad crecieran. Desde entonces, las autoridades se prepararon para contingencias de hasta 120 horas.

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Ese ciclón fue uno de los de mayor intensidad registrados en el Atlántico y el décimo ciclón tropical de mayor potencia del mundo, con la presión mínima reportada en el hemisferio occidental, récord que ostentaba “Gilberto” en 1988.
Tras el paso de “Otis” por Acapulco -en el 2023- los expertos coincidieron en que esto no significa que los modelos no sirvan, sino que los datos numéricos de predicción deben adaptarse a los desastres naturales conforme se van presentando y el cambio climático favorece este tipo de fenómenos sean cada vez más frecuentes e intensos.